Citizenship and Democratic Doubt: The Legacy of Progressive Thought
Gran parte del mundo ve hoy a Estados Unidos como una nación imperialista empeñada en la dominación militar, económica y cultural global. En casa, pocos comparten esta visión negativa, en gran parte debido a la creencia generalizada en la pureza irreprochable de nuestros objetivos. Bob Pepperman Taylor, sin embargo, sostiene que nuestra arrogancia moral puede poner en peligro nuestros ideales democráticos y amenazar a la propia democracia sumiéndonos en el antiliberalismo.
Taylor examina detenidamente a seis pensadores clave de la tradición progresista cuya obra ayuda a iluminar los defectos esenciales de nuestro pensamiento actual sobre la democracia. Sus escritos, sostiene, ofrecen ideas que pueden reforzar y fortalecer una fe democrática vigorosa, advertirnos de los peligros inherentes a diversas formas de arrogancia democrática y aconsejar un tipo de duda o humildad que nos haría mucho mejores ciudadanos democráticos.
Los seis pensadores -Herbert Croly, Walter Lippmann, John Dewey, Jane Addams, Carl Becker y Aldo Leopold- estuvieron activos en la primera mitad del siglo XX y surgieron y reflejan el temperamento del progresismo estadounidense, que engendró la generación de teóricos y activistas democráticos más creativa, optimista y comprometida de la historia de Estados Unidos. Sus escritos, en opinión de Taylor, iluminan creencias nocivas que limitan e incluso engañan la imaginación democrática popular en Estados Unidos.
Taylor sostiene que Croly, Lippmann y Dewey sobrestiman el valor normativo de la ciencia y subestiman el utopismo de sus visiones democráticas. Por otro lado, Addams, Becker y Leopold resistieron estas tentaciones científicas y utópicas. Al abogar por una especie de humildad, ofrecieron a los estadounidenses de mentalidad reformista una comprensión más sólida de lo que significaba practicar la ciudadanía democrática, por imperfecta que fuera. Addams nos aconseja caminar humildemente ante Dios; Becker abraza la fe progresista en la igualdad y la justicia, pero descarta su dogma del progreso seguro; y Leopold emplea la autoridad moral más que su formación científica para defender nuestra herencia natural en lo que reconoce que es un debate político ambiguo.
Taylor argumenta que, al apuntar menos a la gran transformación de la condición humana que a soluciones prácticas, estos tres autores muestran un mayor respeto por las posibilidades democráticas que sus homólogos más mesiánicos. Promueven una comprensión mucho más modesta de las posibilidades tanto de la democracia como del papel de la ciencia a la hora de informar la práctica democrática. También apuntan a una comprensión más clara de las virtudes que los ciudadanos deben cultivar para que la democracia prospere.
© Book1 Group - todos los derechos reservados.
El contenido de este sitio no se puede copiar o usar, ni en parte ni en su totalidad, sin el permiso escrito del propietario.
Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)