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La definición de los laicos como aquellos que no están en el Orden Sagrado es barrida por este documento histórico que proporciona una expresión positiva y clara de la identidad, dignidad y papel de los laicos en la misión de la Iglesia.
El papel de los laicos se debatió en el Sínodo de los Obispos de 1987. Esto condujo a la Christifideles Laici, la primera declaración exhaustiva sobre la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia. Una llamada a participar plenamente en la nueva evangelización. Juan Pablo invita a los laicos, como obreros de la viña, a trabajar por el Reino.
Juan Pablo parte de la base de que el bautismo es la fuente de la dignidad e identidad de todo cristiano, y llama a todos a una vida de santidad y servicio. Se aborda el lugar de los laicos en la Iglesia, incluida la participación en su vida y misión, con especial referencia a los carismas y el ministerio. Se hace gran hincapié en la responsabilidad compartida de cada cristiano laico en la misión de la Iglesia y en la necesidad de una nueva evangelización de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Se hace especial hincapié en la condición y el papel de la mujer. Juan Pablo II concluye exhortando a todos los laicos a ser fecundos y a colaborar con toda la Iglesia en el cumplimiento del mandato de Cristo: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda la creación».
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)