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Desde principios de la década de 1950, Chris Marker ha adoptado diferentes estilos cinematográficos con la misma facilidad que las nuevas tecnologías, y ha ampliado la concepción del documental de una manera muy personal. Ha viajado por todo el mundo, siguiendo los acontecimientos políticos e históricos y desenterrando las historias ocultas bajo la información oficial. Este cineasta trotamundos da fe de sus seis décadas en movimiento a través de una apasionada devoción por la imagen en movimiento. Sin embargo, desde el principio, sus imágenes fílmicas revelan una fascinación por la quietud. Es en esta coyuntura de movilidad e inmovilidad donde Sarah Cooper sitúa su exhaustivo estudio de las películas de Marker.
Presta atención al lugar central que ocupan las fotografías en su obra, así como a la aparición en sus filmaciones de estatuas, pinturas y otras imágenes estáticas, incluido el fotograma cinematográfico, y a su interés por la toma de fotogramas fijos. La autora aborda debates clave de la teoría fotográfica y cinematográfica para argumentar que de sus exploraciones fílmicas de la inmovilidad surge una concepción diferente del tiempo.
Mediante lecturas detalladas de cada una de sus películas, como «Le souvenir d'un avenir» y «La Jetee», «Sans soleil» y «Level 5», Cooper traza la preocupación de Marker por la mortalidad en diversos contextos históricos y geográficos, que abarca la fragilidad de la raza humana, junto con la del planeta.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)