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Chair Piment
«Se abrió. Se encabritó.
Se dejó girar y girar, penetrar... Quería más. Quería sentirlos, duros, dentro de ella...
Ellos entraron, gratis, sintieron su carne, saborearon su piel.
Tenían que tomarla. Poseída.
Atravesada, sin palabras, por el sexo de los hombres. Se apoderó de ella, así, como una fiebre. En esos momentos, ya no controlaba su cuerpo.
Consumía sexo, el sexo erecto de los hombres. Pedía más. A veces soñaba con ello.
Y se despertaba en mitad de la noche deseando que el cuerpo de un hombre se adaptara al suyo. Tenía que ser tomada, poseída, atravesada...
«En su frenesí sexual, Mina Montério intenta perderse y escapar de los fantasmas que la persiguen desde que salió de Guadalupe. En particular, el fantasma de su hermana Rosalía, que allí murió quemada viva en un incendio. Para librarse de ellos, Mina tiene que ir a Guadalupe, al escenario de las tragedias de su infancia...
Donde, detrás de las apariencias, a menudo acecha el odio alimentado por maleficios.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)