Caravaggio (1986), el retrato de Derek Jarman del artista barroco italiano, muestra al pintor trabajando con modelos extraídos de los vagabundos y prostitutas de Roma, y su relación con dos amantes muy diferentes: Ranuccio, interpretado por Sean Bean, y Lena, interpretada por Tilda Swinton. Es probablemente lo más cerca que estuvo Derek Jarman de una película convencional.
Y, sin embargo, la película es un tratamiento singularmente complejo y lúcido de las principales preocupaciones de Jarman: la violencia, la historia, la homosexualidad y la relación entre el cine y la pintura. En particular, según Leo Bersani y Ulysse Dutoit, Caravaggio se diferencia de otras obras de Jarman en que evita la sentimentalización de las relaciones homosexuales y en que no establece una distinción clara entre el ejercicio y el sufrimiento de la violencia.
El cine implica un poder coercitivo que, para Bersani y Dutoit, Jarman puede haber encontrado, sin admitirlo, profundamente seductor. Pero en Caravaggio se renuncia a ese poder, y el resultado es la reflexión más profunda, inquietante y asombrosa de Jarman sobre la sexualidad y la identidad.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)