X-Ray Rider y otros 7 oscuros ritos de iniciación

Título original:

X-Ray Rider and 7 Other Dark Rites of Passage

Contenido del libro:

¿Te apetece un autocine y un El Camino?

Son los albores de la década de 1970 y todo está cambiando. La guerra de Vietnam toca a su fin. También el Programa Espacial Apolo. La pequeña ciudad de Spokane, al noroeste del país, está a punto de acoger una Feria Mundial. Pero se acercan las audiencias del Watergate, la reentrada del Skylab y la erupción del Monte Saint Helens... al igual que las abejas asesinas y Ronald Reagan.

Entra "The Kid", un niño propenso al pánico e hiperimaginativo cuya vida cambia drásticamente cuando su padre trae a casa un El Camino blanco como un astronauta. A medida que el profundo estruendo del coche se convierte en un catalizador de la curiosidad de Kid, su madre, enferma y sobreprotectora, se ve obligada a rechazar preguntas a las que no quiere responder. Pero su intento de redirigirlo en su cumpleaños sólo le proporciona la herramienta que necesita para penetrar más profundamente -un par de novedosos Rayos X Specs- y mientras el Camino los impulsa a través de una década de agitación económica y cultural, Kid llega a creer que puede ver a través del metal, la ropa y la piel, hasta el centro del universo mismo, donde imagina algo monstruoso creciendo, extendiéndose, atravesando el tiempo y el espacio para amenazar su propio mundo.

Utilizando la iconografía de la basura americana del siglo XX -películas de monstruos en autocines, programas de televisión cancelados, cómics antiguos- Spitzer ha escrito unas memorias poco convencionales que recuerdan a Boyhood y Youth de J. M. Coetzee. Más que un personaje literal, 'The Kid' es a la vez el niño y el adulto. Al evitar la técnica de la autobiografía tradicional, Spitzer crea una narración esférica en la que el pasado vive en un presente eterno mientras la retrospección penetra en los bordes. X-Ray Rider no es tanto un libro de memorias como una precuela retro de una vida posmoderna, un "reinicio" cinematográfico de lo que Stephen King llama el "paisaje empañado" de la juventud.

¿Quieres dar una vuelta?