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Divergent Tracks: How Three Film Communities Revolutionized Digital Film Sound
En la década de 1990, la transición inicial de las prácticas de sonido de postproducción analógicas a digitales comenzó en el cine cuando tres importantes comunidades de sonido cinematográfico estadounidenses desarrollaron enfoques únicos del diseño de sonido debido, en gran medida, a las diferencias culturales, laborales y económicas entre las ciudades.
Al examinar tres estudios de caso de bandas sonoras premiadas de cada región -Barton Fink (1991), Drácula de Bram Stoker (1992) y El paciente inglés (1996)- queda claro que estas comunidades, al enfrentarse a los cambios tecnológicos iniciales de los años noventa, experimentaron retos similares con la poco elegante transición de lo analógico a lo digital. Sin embargo, sus diferencias culturales y estructurales laborales gobernaron resultados diferentes.
En lugar de definir la década de 1990 como una era de determinismo tecnológico -una lectura superficial-, es mejor entenderla como una en la que los profesionales del sonido se hicieron más viables como artistas, colaboraron en la autoría del diseño sonoro e influyeron en esta transición digital para acomodar mejor sus necesidades y deseos en su trabajo.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)