Teoría para principiantes: La literatura infantil como pensamiento crítico

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Título original:

Theory for Beginners: Children's Literature as Critical Thought

Contenido del libro:

Teoría para principiantes explora cómo la filosofía y la teoría se inspiran en la literatura infantil e incluso han llegado a parecerse a ella en sus estrategias para cultivar al niño y/o al principiante. Tras siglos de ignorar al niño, algunas filosofías lo consideran ahora un practicante ejemplar, además de un sujeto. Esta actitud se manifiesta especialmente en el movimiento Filosofía para Niños o P4C, que se inició en Estados Unidos a principios de la década de 1970 y desde entonces se ha extendido a otros países y continentes. P4C ha afirmado que la literatura infantil es una obra filosófica importante como parte de su compromiso de mantener la filosofía fresca y relevante. La teoría, por su parte, ha invertido en clásicos infantiles, especialmente en los libros de Alicia de Lewis Carroll, y también ha desarrollado una literatura para principiantes que se asemeja a la literatura infantil en aspectos clave. Tras examinar el movimiento P4C, el libro centra su atención en la teoría para principiantes, especialmente en forma de guías ilustradas o gráficas. Estas guías tienen muchas influencias, pero surgieron de la obra anticolonial y marxista del activista y autor-ilustrador mexicano Eduardo del Río, alias Rius. Cuba para principiantes (1970), de Rius, inauguró la serie gráfica Beginners.

Enfatiza el autoaprendizaje de la conciencia político-crítica. El género se fue generalizando gradualmente, perdiendo el matiz político de los primeros títulos y convirtiéndose en una especie de literatura intelectual de autoayuda. Si la filosofía es para niños, y la teoría para principiantes, como sostiene el libro, entonces la literatura infantil también podría serlo.

Descrita como una literatura para menores, y quizá incluso una literatura menor tal y como la teorizaron Deleuze y Guattari. El tercer y último capítulo profundiza en esta idea, proponiendo más concretamente que la literatura infantil y juvenil puede funcionar a veces como teoría queer para niños.