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El cuarto volumen de la serie South Pacific Air War de Michael Claringbould e Ingman ofrece un examen detallado de las campañas aéreas en el Pacífico Sur durante la Segunda Guerra Mundial, concretamente entre junio y septiembre de 1942. El libro mantiene el enfoque minucioso de sus predecesores, documentando misiones individuales y el contexto operacional, al tiempo que arroja luz sobre aspectos pasados por alto, como las pérdidas relacionadas con el clima y las inexactitudes en las reclamaciones de victoria de ambos bandos. Aunque mantiene los estándares de alta calidad de investigación y producción, algunos lectores señalaron que este volumen parece más corto y que ciertos temas se han eliminado de la narración.
Ventajas:Examen detallado y minucioso de las campañas aéreas, bien documentado y escrito, incluye valiosas perspectivas sobre el contexto operacional y las misiones individuales, producción de alta calidad, bien ilustrado y autor autorizado.
Desventajas:Algunos lectores opinaron que el volumen era más corto que los anteriores y que abarcaba menos batallas relacionadas. La narración puede parecer incompleta sin la indicación de un quinto volumen.
(basado en 13 opiniones de lectores)
El cuarto volumen narra la guerra aérea en el Pacífico Sur durante el período crítico comprendido entre el 19 de junio y el 8 de septiembre de 1942. Puede leerse solo o como continuación de los tres primeros volúmenes que abarcaron los seis primeros meses de la Guerra del Pacífico, culminando en la Batalla del Mar del Coral.
A diferencia de los tres volúmenes anteriores, no aparecieron portaaviones en aguas de Nueva Guinea. En su lugar, la guerra aérea fue librada únicamente por unidades aéreas terrestres. Ello se debió a una situación estratégica cada vez más compleja, en la que los japoneses desembarcaron tanto en Buna como en Milne Bay. Por primera vez, se encomendó a la aviación la tarea de apoyar a las fuerzas terrestres de ambos bandos, que se enzarzaron en una sangrienta lucha en las montañas de Papúa y luego en el estrecho lodazal de Milne Bay.
Dos veteranos grupos aéreos japoneses, el Tainan y el No. 4 Kokutai, continuaron su hercúlea lucha contra la creciente oposición aliada. Ante el continuo desgaste, los pilotos japoneses obtuvieron muchos éxitos notables, entre ellos varias codiciadas victorias aéreas contra los B-17. A partir de agosto llegaron al teatro de operaciones una plétora de nuevas unidades japonesas, entre ellas los Kokutai nº 2, nº 6, Chitose, Misawa y Kisarazu.
Los P-39 de la USAAF y los P-40E de la RAAF respondieron con misiones de apoyo cercano a bajo nivel y los B-25, B-26 y B-17 intensificaron una implacable campaña de bombardeo. Hacia el final del periodo, los ametralladores A-20A hicieron su debut en combate, presagiando un modelo radical para las futuras tácticas de ataque en el teatro de operaciones.
Nunca antes se había descrito esta campaña con tanto detalle, cotejando los relatos de los Aliados con los registros japoneses para obtener un relato verdaderamente objetivo del conflicto.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)