Sonette
El pequeño dios del amor dormitaba, A su lado yacía el fuego ardiente de su corazón.
Pero ninfas, que renunciaron al ardiente impulso, Se deslizaron hasta aquí, y de la mano pura de la más bella, Le fue arrebatada la antorcha, que penetró de ardor a muchos fieles corazones, El rey, que gobierna el reino del anhelo, Estaba dormido, conquistado por la mano de la virgen. Ella apaga el resplandor En la fuente más fresca, Las llamas del amor calor eterno concede, Un baño y remedio útil Ward de ella, para los enfermos.
Los clásicos de Gröls (edición Werke Der Weltliteratur)
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)