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Russian Space Probes: Scientific Discoveries and Future Missions
Brian Harvey relata por primera vez la historia definitiva de las sondas espaciales científicas rusas y los conocimientos que adquirieron sobre la Tierra, su entorno, la Luna, Marte y Venus. Examina lo que la ciencia espacial rusa ha conseguido realmente en el avance de nuestro conocimiento del Sistema Solar, centrándose en la instrumentación y los objetivos y resultados científicos, la información obtenida y las lecciones aprendidas. Los recuadros y gráficos se utilizan ampliamente para transmitir de forma fácilmente comprensible para el lector no científico los problemas y cuestiones abordados y resueltos por la ciencia espacial soviética. El libro comienza con la historia de la primera ciencia espacial rusa, que se inició con el lanzamiento de los primeros cohetes rusos a la alta atmósfera desde Kapustin Yar a finales de la década de 1940. Los cohetes transportaban instrumentos para medir y cartografiar la atmósfera y, más tarde, perros para comprobar sus reacciones a la ingravidez. Para superar a Estados Unidos en la órbita terrestre, se lanzaron dos satélites más sencillos de lo previsto inicialmente, el Sputnik y el Sputnik 2, que proporcionaron cierta información inicial sobre la densidad atmosférica, mientras que el siguiente Sputnik 3 llevaba doce instrumentos para medir los cinturones de radiación, la radiación solar, la densidad de la atmósfera y el campo magnético de la Tierra.
El autor relata cómo, en la década de 1960, la Unión Soviética había desarrollado un programa de investigación del espacio cercano a la Tierra utilizando satélites dentro del programa Cosmos, en particular los DS (Dnepropetrovsky Sputnik), pequeños satélites desarrollados para investigar los meteoroides, la radiación, los campos magnéticos, la atmósfera superior, la actividad solar, la ionosfera, las partículas cargadas, los rayos cósmicos y la geofísica. A continuación, Brian Harvey expone los resultados científicos de la exploración lunar rusa, empezando por el descubrimiento del viento solar por la Primera Nave Cósmica y la cartografía inicial de la cara oculta lunar por la Estación Interplanetaria Automática. Describe el Luna 10, que realizó el primer estudio completo del entorno lunar, el Luna 16, que trajo suelo a la Tierra, y los dos vehículos lunares que recorrieron 50 km por la superficie lunar realizando miles de mediciones, análisis del suelo y fotografías, así como perfiles de zonas concretas. Los capítulos 4 y 5 describen detalladamente los resultados científicos de las misiones a Venus y Marte, antes de examinar las estaciones espaciales en órbita en el capítulo 6. La ciencia espacial constituyó una parte importante de los primeros programas espaciales tripulados, centrándose principalmente en la reacción humana a la ingravidez, el tiempo que las personas podían permanecer en órbita y los efectos sobre el organismo, así como la exposición a la radiación.
El capítulo 7 analiza la última etapa de la ciencia espacial soviética y rusa, incluidos Astron y Granat, los dos observatorios de la década de 1980, y Bion, el programa de biología espacial que puso en órbita monos y otros animales. El último capítulo se centra en un nuevo periodo de la ciencia espacial rusa, con la serie de observatorios Spektr y una serie de satélites científicos más pequeños en el marco del Plan Espacial Federal 2006-2015.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)