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Simplicius: On Aristotle Physics 8.6-10
La Física de Aristóteles trata de las causas del movimiento y culmina con una prueba de que Dios es necesario como causa última del movimiento. Aristóteles argumenta que las cosas en movimiento deben ser movidas por algo distinto de ellas mismas: rechaza los automovimientos de Platón.
Bajo pena de regresión, debe haber un motor inmóvil. Si este impasible ha de causar el movimiento eternamente, necesita un poder infinito. No puede, por tanto, ser un cuerpo, ya que los cuerpos, al ser de tamaño finito, no pueden albergar un poder infinito.
El motor inmóvil es, por tanto, un Dios incorpóreo. Simplicio revela que su maestro, Amonio, armonizó a Aristóteles con Platón para contrarrestar las acusaciones cristianas de desacuerdo pagano, haciendo del Dios de Aristóteles una causa del movimiento sin principio, pero de la existencia sin principio del universo.
La existencia eterna, no menos que el movimiento eterno, exige una fuerza infinita y, por tanto, incorpórea. Por una ironía, esta interpretación anticristiana convirtió al Dios de Aristóteles de un pensador en un cierto tipo de Creador, y así ayudó a que el Dios de Aristóteles fuera aceptable para Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII.
Este texto ofrece una traducción del comentario de Simplicio a la obra de Aristóteles.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)