Puntuación:
Sexo, no amor, de Vi Keeland, es una dulce y alocada historia romántica protagonizada por los personajes Hunter, un hombre encantador y con fobia al compromiso, y Natalia, una mujer cauta pero atraída por el amor que duda en dejar que el amor vuelva a entrar en su vida. La narración explora vívidamente su química y sus luchas emocionales, girando en torno a la premisa de una relación sexual sin ataduras que poco a poco se convierte en algo más profundo a pesar de varios malentendidos y el bagaje de sus pasados.
Ventajas:Los lectores elogiaron el libro por sus atractivos personajes, sus ingeniosas bromas, su tórrida química y su profundidad emocional. El estilo de escritura se describe como cautivador y difícil de dejar. Para muchos, la historia es conmovedora, memorable y está llena de momentos para reírse a carcajadas, al tiempo que aborda temas de la vida real como la dinámica familiar y el crecimiento personal. También fueron bien recibidos los personajes secundarios, que añaden riqueza a la narración.
Desventajas:Algunos lectores opinaron que la historia era un tanto previsible y que exploraba tropos románticos conocidos sin aportar una nueva perspectiva. También se criticó la falta de conexión emocional y de claridad en algunas tramas secundarias, sobre todo en torno a los antecedentes del protagonista y sus relaciones con otros personajes. Algunos lectores mencionaron momentos de ritmo lento y el deseo de un mayor desarrollo de los personajes, en particular de la heroína.
(basado en 983 opiniones de lectores)
Sex, Not Love
De Vi Keeland, número uno en ventas del New York Times, llega una nueva y sexy novela independiente. Mi relación con Hunter Delucia empezó al revés.
Nos conocimos en una boda, él sentado en el lado del novio y yo en el de la novia. Nos lanzamos miradas furtivas durante toda la noche, pero era innegable que sentíamos una intensa atracción mutua. Yo cogí el ramo y él la liga.
Hunter me abrazó con fuerza mientras bailábamos y sugirió que exploráramos la química que surgía entre nosotros.
Su boca franca y sucia debería haberme desconcertado. Pero, por alguna loca razón, tuvo el efecto contrario en mí.
Acabamos en mi habitación de hotel. A la mañana siguiente, regresé a Nueva York y lo dejé en California con el número equivocado. Pensaba en él a menudo, pero después de mi última relación, había renunciado a los hombres encantadores, engreídos y guapos como el pecado.
Un año después, Hunter y yo volvimos a encontrarnos en el nacimiento del bebé de nuestros amigos. Nuestra atracción no había disminuido ni un ápice. Después de un viaje relámpago, esta vez me pidió un número de teléfono de verdad.
Así que le dejé con el de mi madre -ella podía ahuyentar a cualquier hombre con sus charlas sobre bebés y matrimonio- y volé de vuelta a casa. Me había parecido gracioso, hasta que a la semana siguiente llamó al timbre de casa de mamá para cenar el domingo por la noche.
Aquel hombre loco y guapísimo había conquistado a mi madre y había aceptado un encargo de ocho semanas en mi ciudad. Propuso que pasáramos ese tiempo jodiéndonos mutuamente. ¿Ocho semanas de sexo alucinante sin ataduras? ¿Qué tenía que perder? Nada, pensé.
Es sólo sexo, no amor.
Pero ya sabes lo que dicen sobre los mejores planes...
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)