Puntuación:
El libro presenta la provocadora tesis de que la animadversión y la violencia suelen dirigirse hacia los semejantes y no hacia los extraños. El autor, Russell Jacoby, explora ejemplos históricos para apoyar su argumento, centrándose especialmente en el antisemitismo y el fratricidio. Aunque muchos lectores encuentran el planteamiento de Jacoby convincente e intelectualmente estimulante, algunos se muestran escépticos ante sus conclusiones y sostienen que subestima el papel de la diferencia como factor que contribuye a la violencia.
Ventajas:⬤ Argumento convincente que cuestiona los puntos de vista tradicionales sobre la violencia
⬤ prosa bien escrita y accesible
⬤ perspicaz exploración de ejemplos históricos y culturales
⬤ plantea importantes cuestiones sobre la capacidad de la humanidad para la violencia.
⬤ Algunos lectores consideran que la tesis es tenue y carece de pruebas suficientes
⬤ las críticas sugieren que Jacoby simplifica en exceso las complejas raíces de la violencia al centrarse demasiado en la similitud y descuidar el impacto de la diferencia
⬤ unos pocos sostienen que los contraejemplos debilitan sus afirmaciones.
(basado en 8 opiniones de lectores)
Bloodlust: On the Roots of Violence from Cain and Abel to the Present
A LO LARGO DE LA HISTORIA Y A TRAVÉS DE LAS CULTURAS, la forma más común de violencia es la que se da entre familiares y vecinos o comunidades afines, en guerras civiles grandes y pequeñas. De la agresión al genocidio, del asesinato a la masacre, la violencia suele surgir del interior del redil. Uno tiene más que temer de un cónyuge, un ex cónyuge o un compañero de trabajo que de alguien que no conoce.
En esta brillante polémica, Russell Jacoby sostiene que la violencia estalla con más frecuencia, y de forma más salvaje, entre los que estamos más estrechamente emparentados. Un nacionalista indio asesinó a Mohandas Gandhi, "el padre" de la India. Un musulmán egipcio asesinó a Anwar Sadat, presidente de Egipto y Premio Nobel de la Paz. Un judío israelí asesinó a Yitzhak Rabin, primer ministro israelí y también galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El genocidio suele afectar a grupos afines. Los cristianos alemanes de la década de 1930 estaban tan estrechamente entrelazados con los judíos alemanes que se necesitaba una estrella amarilla para distinguir a los grupos. Los serbios y los musulmanes de Bosnia, al igual que los hutus y los tutsis de Ruanda, son a menudo indistinguibles incluso entre sí.
Esta idea contradice tanto el sentido común como la sabiduría colectiva de profesores y predicadores, que declaman que tememos -y a veces debemos temer- al "otro", al peligroso extranjero. Ciudadanos y estudiosos por igual creen que los enemigos acechan en la calle y más allá, donde nos enfrentamos a un "choque de civilizaciones" con extranjeros que desafían nuestro modo de vida. Jacoby ofrece una verdad más inquietante: no es tanto lo desconocido lo que nos amenaza, sino lo conocido. Atacamos a nuestros hermanos -nuestros parientes, nuestros conocidos, nuestros vecinos- con mucha mayor regularidad y veneno que a los forasteros.
Entretejiendo la historia bíblica de Caín y Abel, el "narcisismo de las diferencias menores" de Freud, ideas sobre el antisemitismo y la misoginia, así como nuevos análisis de baños de sangre "civiles" desde la masacre del día de San Bartolomé en el siglo XVI hasta el genocidio y el terrorismo en nuestro propio tiempo, Jacoby da la vuelta a la historia para ofrecer una nueva y provocativa comprensión de la confrontación violenta a lo largo de los siglos. "Al pensar en lo malo, buscamos lo bueno", afirma en su introducción. Este relato apasionado y contraintuitivo nos ofrece una visión sin precedentes de las raíces de la violencia.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)