Queremos tierra para vivir: Crear un espacio político para la soberanía alimentaria

Título original:

We Want Land to Live: Making Political Space for Food Sovereignty

Contenido del libro:

Queremos Tierra para Vivir explora los límites actuales de los enfoques radicales de la soberanía alimentaria. Acuñado por primera vez por La Vía Campesina (un movimiento mundial cuyo nombre significa "el camino del campesino"), la soberanía alimentaria es un concepto que expresa el derecho universal a la alimentación. Amy Trauger utiliza una investigación que combina etnografía, observación participante, notas de campo y entrevistas para ayudarnos a comprender las luchas materiales y de definición que rodean la descomodificación de los alimentos y la transformación de los fundamentos político-económicos del sistema alimentario mundial.

El trabajo de Trauger es el primero de este tipo que vincula de forma analítica y coherente un diálogo sobre la soberanía alimentaria con estudios de casos que ilustran las estrategias espaciales y territoriales mediante las cuales el movimiento fomenta su vida en los márgenes del régimen alimentario corporativo. Habla de los jardineros comunitarios de Portugal, los pequeños agricultores independientes de Maine, los nativos americanos recolectores de arroz silvestre de Minnesota, los partidarios de las bibliotecas de semillas de Pensilvania y los permacultores de Georgia.

El problema del sistema alimentario, tal y como lo ven los activistas aquí perfilados, no son los mercados ni el papel de la gobernanza, sino que el derecho a la alimentación está condicionado por lo que el Estado y las empresas consideran seguro, legal y rentable, y no por lo que los consumidores consideran correcto en términos de salud, medio ambiente o comunidad. Útil tanto para las clases de estudios alimentarios como para los movimientos alimentarios activos, Queremos tierra para vivir hace realidad las cuestiones de soberanía alimentaria al ilustrar una serie de alternativas metodológicas coherentes con su discurso: la acción directa (en lugar de la caridad, la creación de mercados o los cambios políticos), la desobediencia civil (en lugar del acatamiento de leyes discriminatorias) y la ayuda mutua (en lugar de la dependencia de la ayuda de arriba abajo).