Puesto de control Zipolite: Cuarentena en un lugar pequeño

Título original:

Checkpoint Zipolite: Quarantine in a Small Place

Contenido del libro:

«Cuando me comprometí por primera vez a pasar tres meses enteros en El Salvador, la sensación de que estaba firmando el equivalente al matrimonio y la reproducción sólo se apaciguaba por la conciencia de que, en marzo de 2020, estaría corriendo por México antes de volar a Estambul y reanudar el frenesí en ese hemisferio. Poco sabía yo que el itinerario garabateado nunca llegaría a realizarse, y que sólo llegaría hasta el pueblo costero de Zipolite, en el estado mexicano de Oaxaca, donde del 13 al 25 de marzo se convertiría en 13 de marzo hasta nuevo aviso. »

Desde que abandonó su patria estadounidense en 2003, Belén Fernández había sido una viajera empedernida. Sin cesar de vagar por el mundo, la única constante en su itinerario era la convicción de no volver jamás al país de su infancia. Entonces se produjo el cierre de COVID-19 y Fernández se encontró varada en un pequeño pueblo de la costa del Pacífico mexicano.

Este encantador relato, lleno de humor irónico, de nueve meses atrapada en un mismo lugar, se mueve con libertad: por sus reflexiones sobre anteriores excursiones a las regiones más salvajes del norte de África, Asia y Europa del Este; por su nueva amistad con Javier, el casi septuagenario bebedor de mezcal y fumador empedernido con el que se encuentra en su silla de plástico en la única playa de México en la que no se permite llevar ropa; por su prolongada lucha por conseguir una provisión de yerba mate que le salve la vida; y por, literalmente, la cuerda de un puesto de control COVID-19, instalado justo delante de la puerta de su casa y atendido por guardias armados que le exigen que se ponga una máscara cada vez que vuelve a casa.