Selected Poems
Nos hemos acostumbrado a una vida rutinaria y uniforme: en el trabajo, en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos cuando tratamos de comprender lo que nos rodea y nos subyuga. Los mensajes nos inundan y, en lugar de criticar la realidad, refuerzan el statu quo y nos animan a aceptarlo y mantenerlo.
Para contrarrestar las jerarquías y justificaciones de la vida moderna, se alzan voces de protesta, como la de Eduardo Moga, que no lloran una supuesta edad de oro perdida, ni se lamentan de su desilusión. Esa etapa quedó atrás para Moga hace mucho tiempo, y debemos suponer que pasó por un aprendizaje del desengaño: el descubrimiento de que los dioses no nos aman, sino que nos atormentan, y luego puso todo su empeño en desaprenderlo todo. Sin embargo, la poesía de Moga no predica, ni nos carga con reglas o ideas para llevarnos a un mundo imaginario mejor, aquí o en el más allá.
La única vida es ésta, el aquí y ahora, la vida del cuerpo, la vida de los sentidos que nos conectan con el mundo. Restaurar nuestro deleite en el presente no es una misión trivial y Moga nos enfrenta una y otra vez a nuestras emociones y sensaciones, con la intención de borrar así el monótono discurso de los representantes del orden.
Se podría pensar, entonces, que el poeta actúa como un estratega en un campo de batalla. Lejos de la visión maniquea del soldado, incapaz de ver más allá de las dualidades, esta poesía se nutre de sutileza, detalle y precisión.
No es artillería, sino un fino manejo del bisturí que, con la delicadeza y la determinación del orfebre, disecciona el tumor y el quiste que amenazan nuestra vida, que así puede florecer.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)