Orphan Trains and Their Precious Cargo: The Life's Work of Reverend Herman D. Clarke (Los trenes de huérfanos y su preciosa carga: la obra del reverendo Herman D. Clarke)

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Título original:

Orphan Trains and Their Precious Cargo: The Life's Work of Reverend Herman D. Clarke

Contenido del libro:

A mediados del siglo XIX, las esquinas de Nueva York albergaban a varios miles de niños sin hogar, abandonados y huérfanos. Estos pobres desgraciados estaban destinados a una vida de delincuencia o prostitución, lo que suponía una enorme carga para los recursos de la ciudad y la sociedad en general. Aunque algunos encontraban refugio en orfanatos y sanatorios, estas instalaciones no eran adecuadas para el cuidado de estos niños y carecían de recursos para atender a más de un puñado a la vez. Los que se quedaban en la calle solían dedicarse al hurto y al robo, o incluso a la prostitución, como medio de supervivencia, lo que agravaba el problema de la delincuencia, ya de por sí rampante en la ciudad. Estaba claro que se necesitaba una solución por el bien de Nueva York y de su población de huérfanos. La ayuda llegó con la creación de la Sociedad de Ayuda a la Infancia en 1853 por Charles Loring Brace. Brace era un teólogo y reformador cuya respuesta al problema de los huérfanos de Nueva York era una práctica conocida simplemente como "colocación". La sociedad reunía a los posibles huérfanos y los enviaba al oeste en tren en grupos de entre seis y cien personas, parando en destinos predeterminados donde se sabía que había hogares de acogida disponibles. En aquella época, el Oeste americano necesitaba urgentemente mano de obra, tanto en la agricultura como en la industria, y muchas familias estaban dispuestas a acoger a niños dispuestos a trabajar.

Un agente de la sociedad controlaba periódicamente a los niños, que debían escribir a la sociedad al menos dos veces al año para describir sus experiencias. Como en cualquier sistema de acogida, la colocación podía ser un asunto de éxito o fracaso: muchos niños iban de casa en casa y algunos eran devueltos a Nueva York como indeseables. Sin embargo, hubo muchas historias de éxito: huérfanos que encontraron hogares de apoyo y familias de acogida cariñosas. Algunos fueron adoptados por las familias que los acogieron. Todos se enfrentaban al reto de una nueva vida en un entorno desconocido, sin el consuelo de los amigos, parientes y hermanos que habían dejado atrás. Los trenes de huérfanos de la Children's Aid Society funcionaron hasta 1929, y este texto presenta la historia de uno de sus agentes: el reverendo Herman Clarke. El reverendo Clarke entró a trabajar para la Sociedad en 1900 y fue un devoto incansable de los niños que le fueron confiados. Ejerció su ministerio en Dodge Center, Minnisota, y más tarde se hizo cargo de los Hogares Infantiles de Cincinnati, Ohio, y Battle Creek, Michigan. A lo largo de los años recorrió miles de kilómetros por ferrocarril con los huérfanos a su cargo y recibía hasta dos mil cartas al año de ellos. En el ocaso de su vida, el reverendo empezó a recopilar álbumes de recortes para sus nietos en los que detallaba tanto la genealogía de la familia como los años que pasó trabajando con la sociedad.

Seis de estos siete álbumes de recortes han sido descubiertos por el autor y constituyen la base de esta historia. Numerosas fotografías de huérfanos y sus familias de acogida, así como facsímiles de anuncios publicados por la sociedad, y una sección especial de poesía sobre el tren de huérfanos enriquecen este texto.