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Nature and Spirit: An Essay in Ecstatic Naturalism
Naturaleza y espíritu: An Essay in Ecstatic Naturalism desarrolla una concepción ampliada de la naturaleza que, a su vez, exige un naturalismo transformado. A diferencia de otros naturalismos más descriptivos, como los de Dewey, Santayana y Buchler, el naturalismo extático parte de la diferencia ontológica fundamental entre naturaleza naturante (natura naturans) y naturaleza naturada (natura naturata).
Esta diferencia subyace a todas las demás variaciones dentro de una concepción genérica de la naturaleza. El espíritu opera dentro de una concepción genérica de la naturaleza. El espíritu opera dentro de una naturaleza fragmentada y tiene sus propias ubicaciones únicas.
El naturalismo extático no elogia al espíritu ni impone una teodicea del proceso a la naturaleza en su conjunto, sino que describe cuidadosamente las formas en que el espíritu emerge de localizaciones finitas dentro del mundo.
Metodológicamente, el texto reubica radicalmente la fenomenología para que pueda trabajar más estrechamente con una metafísica que busca las formas más genéricas de la naturaleza. El paso de una fenomenología trascendental, que descansa sobre una profunda concepción errónea de la parcela de un naturalismo radicalizado, hace posible mostrar cómo todos los órdenes de relevancia están relacionados con la naturaleza y con el espíritu.
Esto, a su vez, reubica el proceso humano, con su tensión dialéctica entre finitud y transendencia, y sitúa al yo plenamente dentro de las estructuras emergentes de la comunidad de intérpretes, ya que esa comunidad vive de la esperanza. El concepto de mundanidad se vuelve a fundamentar en términos pragmáticos y semióticos, ejerciendo así presión sobre las formulaciones de Heidegger. La estructura categorial pragmática de Peirce se utiliza para mostrar cómo la mundanidad difiere de cualquier otro orden dentro del mundo.
La correlación de las potencias de la naturaleza, que son presemióticas y preordinales, con los órdenes del mundo mismo, sólo es posible a través de una fenomenología ordinal que permanezca en sintonía con la diferencia fundamental entre la naturaleza naturante (las potencias) y la naturaleza naturada (los órdenes del mundo). Por último, el texto redefine las naturalezas divinas a la luz de un naturalismo extático que ve a dios como un orden dentro del mundo que experimenta la cualidad fragmentaria de la naturaleza. La teología procesual es cuestionada por su incapacidad para captar las tensiones entre dios y lo abarcable.
Se exponen cuatro naturalezas divinas en su relación con la naturaleza y entre sí. La obra concluye con una descripción de la vida divina frente a lo abarcador.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)