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Los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial demostraron sin lugar a dudas que la campaña de bombardeo estratégico contribuyó en gran medida a la victoria final de los Aliados sobre la Alemania nazi. Los bombardeos nocturnos británicos y las misiones diurnas de bombardeo en alfombra llevadas a cabo por las tripulaciones de la USAAF sembraron la destrucción sobre las ciudades alemanas, matando a miles de civiles en el proceso.
En medio de esta pérdida masiva de vidas civiles, la destrucción de objetivos industriales alemanes parecía casi una nota secundaria. La carrera armamentística que se inició incluso antes del comienzo de la guerra produjo aviones militares capaces de alcanzar techos operativos cada vez más altos.
Al principio, el aire a gran altitud era el dominio de las máquinas de reconocimiento, pero poco después los cazas y los bombarderos empezaron a aventurarse también por allí. En aquellos primeros tiempos, volar a gran altitud era todo un reto: requería el uso de cabinas presurizadas y grupos motopropulsores capaces de suministrar la potencia adecuada en altitud.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)