Los placeres persas: Cómo se han relajado los iraníes a lo largo de los siglos con la comida, la bebida y las drogas

Título original:

Persian Pleasures: How Iranians Relaxed Through the Centuries with Food, Drink and Drugs

Contenido del libro:

El placer/keyf en forma de comida, bebida o drogas, es el tema de este libro, que analiza cómo su consumo ha desempeñado un papel clave en la interacción social en Irán durante los últimos 2.500 años y cómo ha evolucionado con el tiempo, moldeado por los cambios en la sociedad iraní y la cultura persa en su conjunto.

La comida siempre ha sido algo más que un simple combustible: una comida es una fiesta para los sentidos, así como una ocasión para relajarse y ser sociable, aspectos que los numerosos viajeros extranjeros a Irán han comentado a lo largo de los siglos. Uno de los primeros capítulos nos permite ver la comida y las costumbres iraníes a través de ojos extranjeros en una fascinante visión general del tema. La obra del poeta persa del siglo XV Boshaq, apodado At'ameh/el Gourmet, nos ofrece otra visión de la comida iraní del pasado. Mucho antes de que la cocina se convirtiera en un fenómeno televisivo en América, Boshaq decidió que la comida era un buen tema para la poesía, y sus poemas revelan lo que habría estado en el menú de los iraníes acomodados de su época.

En Irán, beber juntos era un acto social incluso más importante que compartir la comida, sobre todo cuando se disfrutaba con compañeros habituales y en el cómodo entorno de un local social conocido. Los dos capítulos siguientes analizan el auge del café en el siglo XVII, importante lugar de encuentro de diversos grupos sociales, artesanales o políticos, para debatir ideas, intercambiar noticias o jugar al ajedrez y a otros juegos. A continuación veremos cómo, en el siglo XIX, Irán había pasado de ser un país de bebedores de café a una nación de bebedores de té y aprenderemos cómo las cafeterías se convirtieron en casas de té sin ni siquiera cambiar de nombre.

En el siglo XVII, el tabaco del Nuevo Mundo se introdujo en Irán y rápidamente se convirtió en una pasión, por no hablar de otro pasatiempo que podía disfrutarse en el relajante ambiente de la cafetería. El séptimo capítulo analiza el cultivo del tabaco y las costumbres y parafernalia iraníes para fumar a lo largo de los siglos, desde la tradicional pipa de agua hasta el cigarrillo moderno, mientras que un extenso capítulo posterior ofrece un amplio análisis del consumo de drogas psicoactivas en Irán desde los tiempos más remotos hasta la actualidad, en el estudio más detallado sobre el tema disponible hasta la fecha.

Los iraníes también fueron una vez una nación de bebedores de vino, y una parte sustancial del libro se dedica a trazar la historia de la producción y el consumo de vino en Irán desde su apogeo en la época imperial hasta su declive gradual a medida que la sociedad iraní se fue islamizando. Aunque el alcohol y ciertas drogas se han considerado ilegales en el Irán islámico en distintos periodos, se han tolerado hasta cierto punto por el placer y la sociabilidad que ofrecen y porque los sufíes consideraban que la intoxicación física era similar al éxtasis espiritual que se experimenta cuando se está en comunicación con lo divino. Algunos incluso consideran que la prohibición islámica no es coránica.

Como medio para desterrar la melancolía derivada de un sentimiento de alienación que han sentido los iraníes a lo largo de los tiempos, la sociabilidad siempre ha sido muy importante, hoy más que nunca, potenciada por la búsqueda del keyf en todas las formas que aquí se presentan. Cuidadosamente investigado y lleno de detalles fascinantes, Placeres persas aborda un tema complejo desde una perspectiva nueva, con hallazgos que, a pesar de la aparente familiaridad de su temática, pueden sorprender al lector y darle abundantes motivos de reflexión.