Los destructivistas

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Título original:

The Destructivists

Contenido del libro:

Todas las sociedades "occidentales" están profundamente divididas, y las divisiones son cada vez más enconadas. La razón es que las diferencias de opinión se derivan de diferencias de perspectiva moral. Donde los trabajos existentes se quedan cortos es a la hora de explicar por qué y cómo ha surgido esta moral dicotómica, una cuestión que está relacionada con quién se beneficia de ella.

Uno de los propósitos de este libro es abordar esa cuestión: ¿por qué ha surgido y se ha extendido tanto una visión radicalmente distinta de la rectitud moral? La respuesta no puede ser la neutralidad moral. De hecho, que la neutralidad moral sea en sí misma un error moral es fundamental para la tesis presentada, que se basa en la existencia de una moral verdadera, absoluta o natural. La tesis central del libro se centra en la "usurpación moral", un proceso de manipulación de la opinión popular a lo largo de muchas décadas y dirigido a las percepciones morales. Los mecanismos utilizados resultan familiares a las campañas de relaciones públicas o a la propaganda directa, pero es el ataque a la sensibilidad moral lo que produce adeptos tan implacablemente hostiles a los puntos de vista contrarios.

El cúmulo de fenómenos sociales y políticos cuyo peculiar ascenso a la prominencia pretende explicar la teoría se conoce con muchos nombres: Progresismo, Marxismo Cultural, Colectivismo, Política de Identidad, Feminismo Interseccional, Postestructuralismo, Postmodernismo, Teoría Crítica, Cultura del Victimismo, Justicia Social (completa con Guerreros), o simplemente "Woke", o tal vez simplemente "la izquierda dura". Sin ninguna pretensión de neutralidad, todos estos términos se sustituyen por un término paraguas: Destructivismo, porque su característica común es el debilitamiento y la destrucción de la cultura occidental, de ahí el título del libro.

No es original observar que la anexión de la cima moral puede servir de cortina de humo para otros fines. Pero otro aspecto de la tesis presentada es que la captación de cimas morales ostensibles (aunque sea fraudulentamente) funciona como fuente de poder social y político. Esto se ha apreciado demasiado poco, pero no es nuevo. Se señala que las élites gobernantes siempre han necesitado presentarse como defensoras de los principios morales, y siempre cabe preguntarse hasta qué punto están realmente a la altura de tales pretensiones. Sin embargo, un problema más virulento surge cuando los principios morales que el público suscribe han sido desviados de sus orígenes válidos en la verdadera moral. Si la moral pública puede distorsionarse para convertirla en preceptos que resulten favorables a las élites, se puede confiar en que éstas los defiendan.

Para entender nuestra difícil situación es necesario comprender que no nos enfrentamos a un único fenómeno o a un único grupo de personas, sino a un ecosistema de grupos que se apoyan mutuamente y que comercian entre sí con diferentes formas de poder. Estas formas de poder son: el dinero, el poder cívico y legislativo, el control de la información y la posición moral. A menos que se aprecie el valor de poder implícito de la posición moral, no se puede entender el ecosistema global. Pero el ecosistema forma el Complejo Industrial Woke (término acuñado por Vivek Ramaswamy).

Sin embargo, la moral fabricada por los Destructivistas es falsa, por lo que este ecosistema mutuamente autosuficiente de poder comercializado está causando la destrucción cultural a medida que bombea cada vez más poder al triunvirato de grupos de poder que son sus animales sociopolíticos superiores. La Política de Identidad y las corrupciones morales aliadas están proporcionando las cortinas de humo morales perfectas detrás de las cuales avanza el autoritarismo, razón por la cual estas cuestiones son tan apremiantes.