Los aliados transatlánticos y el cambiante Oriente Próximo

Título original:

The Transatlantic Allies and the Changing Middle East

Contenido del libro:

Desde mediados de la década de 1990, las actitudes, estrategias y políticas de Estados Unidos y Europa hacia Oriente Medio han sido divergentes. En el proceso de paz de Oriente Medio, los europeos se han sentido frustrados por la falta de avances y por el cuasi monopolio de Washington en la acción diplomática, y han empezado a exigir un papel más importante.

En cuanto a Irak, Estados Unidos insiste en una fuerte contención militar y económica de Sadam Husein, mientras que algunos europeos han empezado a presionar a favor de una reintegración más rápida de Irak en la comunidad internacional y se muestran reacios a utilizar o amenazar con el uso de la fuerza. La cuestión de cómo tratar a Irán ha sido la más divisiva de todas, con Estados Unidos y Europa profundamente divididos sobre si deben contener a Teherán o comprometerse con él. Las tensiones transatlánticas sobre Oriente Medio son perjudiciales por tres razones principales.

Reducen la eficacia de las políticas aliadas; socavan la cohesión de la OTAN cuando su futuro ya no está garantizado por una amenaza común; y amenazan con extenderse al terreno económico. Este documento examina las razones de estas diferencias potencialmente perjudiciales, evalúa las perspectivas de mejora de la cooperación transatlántica en la región y sugiere planteamientos que pueden ayudar a conseguirlo.

Sus principales conclusiones políticas son: En cuanto al conflicto árabe-israelí, mientras el proceso de paz avance, o tenga perspectivas razonables de hacerlo, EE.UU. probablemente tenga razón en que la participación formal de Europa en las conversaciones directas de paz no sería útil, sobre todo si dicho papel tuviera como objetivo promover políticas diferentes de las de EE.UU.. Sin embargo, si el proceso de paz se estanca por completo, será difícil para Washington justificar su oposición a un papel europeo más activo.

En cuanto a Irak, la política de contención liderada por Estados Unidos es correcta, y las sanciones económicas deberían mantenerse hasta que Bagdad cumpla plenamente las resoluciones de desarme del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, a cambio de que Europa acepte contribuir a la contenci n militar de Irak, EEUU, al igual que Europa, deber a respetar la letra y el espiri.