Lo que decía mi madre... y las lecciones que aprendí

Opiniones de los lectores

Actualmente no hay opiniones de lectores. La calificación se basa en 2 votos.

Título original:

My Mother Said...And the Lessons I Learned

Contenido del libro:

Las historias de Mi madre decía... Y las lecciones que aprendí son relatadas por hijas, hijos e incluso nietas, y constituyen un homenaje a las mujeres que influyeron en sus vidas.

La idea del libro surgió de los recuerdos de mi propia madre, Anna Wilma Pope McDonald. Viuda tras sólo nueve años de matrimonio, con tres hijos y sin ninguna fuente de ingresos, sacrificó su vida para criarnos a mi hermana, a mi hermano y a mí. Siempre supimos que nosotros éramos lo primero, y las lecciones que aprendí de ella son las que he conservado e incorporado a mi propio papel de madre.

Entre las historias contadas figuran la de tres mujeres de Minnesota, la abuela que ahora tiene 103 años y sigue en activo, la de su hija, que permanece a su lado, y la de su nieta, agradecida por haberla tenido tanto tiempo en su vida. Está el ex jefe de policía de San Francisco, cuya madre le inculcó el respeto por las mujeres, y el educador de Pensilvania que tenía un vínculo tan fuerte con su madre que decía que ella "tejía su corazón". Tres hermanas comparten los recuerdos de su madre, gimnasta olímpica, cuyos récords se mantuvieron intactos durante casi 70 años, hasta que fueron batidos por Simone Biles en 2019. Está la historia contada por una hija que se ha encontrado a sí misma como cuidadora de su madre, que ahora lucha con una memoria que falla, la de un hijo, cuya madre le enseñó a vivir su vida con una piel dura, y la de un hijo, cuya madre se elevó por encima de sus humildes comienzos en una familia de aparceros para convertirse en una respetada líder en su comunidad. Está la madre que apoyó a su hija cuando perseguía su sueño de convertirse en artista sobre el escenario y la de las madres y sus hijos adoptivos.

Entre los recuerdos compartidos por otros están los míos de mi madre. A lo largo de sus 92 años en esta Tierra, nunca perdió de vista su respeto por los demás, sin importar su raza, religión o afiliación política. Vivió su vida con una actitud positiva, a pesar de años de dificultades, de la tristeza por la muerte de su único hijo y de la pérdida de su casa, que tanto le costó conservar. Los últimos diez años de su vida los pasó en una residencia de ancianos, pero fueron años en los que nunca perdió su visión positiva de la vida. Hoy sigue siendo mi heroína, como tantas otras madres a las que cuento sus historias.