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Empecé la vida con una pasión.
Por extraordinario que parezca, no deja de ser muy cierto, y esta pasión, que, como siempre, tuvo sus alegrías y sus penas, desembocó en un dolor cuya violencia nunca ha tenido, para mí, parangón.
Me han dicho que me resistía mucho a venir a este mundo: con el rostro velado por el brazo cruzado, me negaba obstinadamente a hacer mi entrada en esta vida, y cuando me vi obligada a hacerlo, mostré mi placer con una verdadera aceleración de furia: gritando, agarré los dedos del doctor y me aferré a ellos de tal manera que, incapaz de actuar, se vio obligado a sacudírselos bruscamente y gritó, muy estúpidamente:
- ¿Qué demonios es un monstruito así? ..
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)