Puntuación:
El libro de Keith Payne ofrece un examen crítico de la teoría de la disuasión de la Guerra Fría, argumentando que está desfasada y es potencialmente peligrosa en el panorama actual de la seguridad. Combina el análisis histórico con cuestiones de política contemporánea y sugiere nuevos marcos para entender la disuasión en la era moderna. Aunque alabado por su claridad y sus ideas que invitan a la reflexión, algunas reseñas señalan que quizá no aborde plenamente todos los factores relevantes que influyen en las decisiones de seguridad nacional en la actualidad.
Ventajas:⬤ Claridad de redacción y argumentos convincentes.
⬤ Excelentes pruebas históricas en apoyo de sus afirmaciones.
⬤ Propuestas sugerentes para nuevas estrategias de disuasión en la era nuclear moderna.
⬤ Útil conexión de los acontecimientos pasados con los retos actuales en la comprensión de la disuasión.
⬤ Puede que no aborde de forma exhaustiva todos los factores que afectan a las decisiones estratégicas nacionales, como la interdependencia económica y el papel de la tecnología.
⬤ Algunas críticas sugieren un análisis potencialmente incompleto de las complejidades del comportamiento humano y la toma de decisiones de liderazgo.
(basado en 3 opiniones de lectores)
The Fallacies of Cold War Deterrence and a New Direction
En 1938, el Primer Ministro Neville Chamberlain esperaba que una política de apaciguamiento satisfaría el apetito territorial de Adolf Hitler y estructuró la política británica en consecuencia. Este plan fue un fracaso, principalmente porque Hitler no era un estadista que acabara por ajustarse a las normas conocidas.
La política de Chamberlain estaba condenada al fracaso porque había juzgado muy mal las creencias básicas de Hitler y, por tanto, su comportamiento. La política de disuasión nuclear de Estados Unidos durante la Guerra Fría se basaba igualmente en la suposición, confiada pero cuestionable, de que los líderes soviéticos serían racionales según los criterios de Washington; se comportarían razonablemente cuando se les presentaran amenazas nucleares. Estados Unidos suponía que cualquier rival sensato se abstendría de realizar provocaciones graves porque no hacerlo sería una insensatez.
Keith B. Payne aborda la cuestión de si esta línea de razonamiento es adecuada para el periodo posterior a la Guerra Fría.
Analizando situaciones pasadas y un escenario futuro plausible, una crisis chino-estadounidense sobre Taiwán, propone que los responsables políticos estadounidenses dejen de suponer que todos nuestros adversarios son cómodamente predecibles según los estándares de nuestra propia cultura. Para evitar fallos inesperados y posiblemente desastrosos de la disuasión, argumenta, deberíamos examinar de cerca la cultura y las creencias de determinados adversarios para anticipar mejor sus posibles respuestas a las amenazas de disuasión de Estados Unidos.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)