Life in Britain and Germany on the Road to War: Keeping an Eye on Hitler
En diciembre de 1922, el distinguido corresponsal en el extranjero Leonard Spray advirtió a Gran Bretaña de que "no perdiera de vista a Hitler".
La carnicería de la llamada "guerra para acabar con todas las guerras" había dejado 900.000 soldados británicos muertos y más de dos millones de heridos físicos y psicológicos, pero había esperanza. Los vencidos se habían quedado sin capacidad militar para librar otra guerra y con una enorme deuda que pagar a los vencedores. Sin duda, el Tratado de Versalles había hecho imposible que el mundo volviera a verse amenazado por Alemania.
Segura de ello, Gran Bretaña tenía ahora la vista puesta en nuevos retos. El coste de la guerra ya había desencadenado su declive como la mayor potencia económica del mundo. La Gran Depresión que siguió a la quiebra de Wall Street en 1929 asoló Gran Bretaña con el desempleo y la pobreza. Siete elecciones generales entre 1918 y 1935 dieron lugar a gobiernos minoritarios y de coalición, lo que aumentó la incertidumbre.
Y mientras tanto, un ex-cabo austriaco llamado Adolf Hitler arrasaba, primero con sus "bandas de espadachines" en Baviera, y luego en una inexorable marcha hacia el poder en el resto de Alemania y más allá.
La vida en Gran Bretaña y Alemania camino de la guerra narra uno de los periodos más agitados, tumultuosos y desgarradores de la historia. Los veintiún años que separaron la Primera y la Segunda Guerras Mundiales y que acabaron con los ojos de todo el mundo fijos en Hitler.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)