Puntuación:
El libro explora los esfuerzos de Clair Patterson y Herbert Needleman en la lucha contra la contaminación por plomo y sus efectos en la salud humana, destacando sus importantes contribuciones y los retos a los que se enfrentaron por parte de poderosas industrias. El libro ha sido elogiado por su profunda investigación, su atractivo estilo y su inspiradora historia de perseverancia frente a la resistencia de las empresas.
Ventajas:⬤ Bien documentado y rico en detalles, ofrece una visión completa de la lucha histórica contra la contaminación por plomo.
⬤ Una narración atractiva que pone al alcance de un público amplio cuestiones científicas complejas.
⬤ Inspirador retrato de la dedicación y valentía de Patterson y Needleman.
⬤ Destaca la interacción entre la ciencia, la salud pública y los intereses empresariales.
⬤ Adecuado para un amplio abanico de lectores, incluidos científicos, responsables políticos y público en general.
⬤ Algunos lectores señalaron algunas inexactitudes fácticas menores, sobre todo en relación con detalles históricos.
⬤ Algunos lectores consideraron que algunos aspectos de la ciencia y la historia eran densos o complejos.
⬤ El enfoque del libro en las luchas detalladas puede resultar abrumador para algunos lectores no familiarizados con el tema.
(basado en 15 opiniones de lectores)
Toxic Truth
No empezaron como guerreros del medio ambiente. Clair Patterson era geoquímico y se dedicaba a determinar la edad de la Tierra. Herbert Needleman era un pediatra que trataba a niños de barrios marginales. Pero en el laboratorio de química y en el hospital se encontraron con un enemigo común: el plomo. Estaba literalmente en todas partes: en la gasolina y la pintura, por supuesto, pero también en las tuberías de agua y las latas de comida, los tubos de dentífrico y los juguetes, la cerámica y los cosméticos, las joyas y las pilas. Aunque poca gente se preocupaba por ello en aquella época, el plomo también era tóxico.
En La verdad tóxica, la periodista Lydia Denworth cuenta las historias poco conocidas de estos dos hombres, que fueron de los primeros en cuestionar la sensatez de llenar el mundo con un metal tan nocivo. Denworth les sigue desde el hielo y la nieve de la Antártida hasta los patios de las escuelas de Filadelfia y Boston mientras descubrían la enormidad del problema y demostraban el daño irreparable que el plomo estaba causando a los niños. En acaloradas conferencias y tribunales, en los pasillos del Congreso y en la Agencia de Protección Medioambiental, el científico y el médico se vieron obligados a defender sus carreras y reputaciones frente a la increíble oposición de la industria. Hizo falta valor, pasión y determinación para imponerse a los intereses corporativos y a las burocracias politizadas. Pero Patterson, Needleman y sus aliados consiguieron finalmente eliminar el plomo: desde que se retiró de la gasolina, la pintura y las latas de comida en los años setenta, el nivel de plomo en el organismo de los estadounidenses ha descendido un 90%. Su éxito es una lección sobre los peligros de anteponer las prioridades económicas a la salud pública y un recordatorio del modo en que la ciencia -y las personas- pueden cambiar el mundo.
Las cuestiones fundamentales planteadas en esta batalla -qué constituye una enfermedad, cómo medir la independencia científica y cómo cuantificar un riesgo aceptable- resuenan en todos los problemas medioambientales actuales: desde el plástico utilizado para fabricar botellas de agua hasta las emisiones de gases de efecto invernadero. Y la cuestión más básica -cuánto necesitamos saber sobre lo que ponemos en nuestro medio ambiente- es quizás más relevante hoy que nunca.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)