La pobreza de la ética

Título original:

The Poverty of Ethics

Contenido del libro:

Por qué la izquierda debe reclamar para sí la ética y la moral.

La pobreza de la ética pone de cabeza la dicotomía moral-política habitual. Sostiene que los principios morales no subyacen ni informan las decisiones políticas. Es, más bien, la primacía conceptual del discurso político lo que rescata a la ética de su pobreza.

Nuestras convicciones éticas reciben su sustancia de las narraciones históricas, los análisis políticos, los hechos empíricos, los modelos literario-educativos, la actividad política y la experiencia personal. Sin embargo, la moral, en esencia, no deja lugar a la relatividad: no todos los ethos merecen el título de "morales".

De ahí que el libro argumente, además, que es el ethos de la izquierda, tal y como ha evolucionado a lo largo de los años, el que constituye la base de la ética: ¡la moral es de izquierdas! Aclarar y justificar esta afirmación aparentemente extraña es el principal objetivo de este ensayo.

Apelando a ideas filosóficas sobre la esencia del lenguaje, sobre el significado, sobre la comprensión y la persuasión, este libro escudriña el sistema de conceptos y actitudes que informan nuestra visión común de la relación entre lo moral y lo político. Sostiene que la concepción tradicional de la moral es demasiado estrecha para servir de base al pensamiento y la acción políticos.

Su argumento, cuidadosamente desplegado, concluye que ninguno de los actuales relatos filosóficos de la moralidad puede traducirse en términos de voluntad política, y mucho menos en acción política directa. Al ser demasiado generales y elásticos, ni los principios morales abstractos, ni las sensibilidades ético-estéticas, ni la exigencia ética que emana de un Otro, pueden cumplir estas tareas. En su lugar, la falsa primacía de lo ético sobre lo político y la infinita flexibilidad del vacuo discurso moral se movilizan a menudo para blanquear agravios y deslegitimar la política de la izquierda radical.

La gratificación de la superioridad moral se convierte en un instrumento de despolitización y, por tanto, en un poderoso instrumento político en manos de quienes pretenden apuntalar el orden existente.