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The Pensive Image: Art as a Form of Thinking
Grootenboer considera la pintura como una forma de pensamiento en sí misma, más que como un tema de pensamiento filosófico e interpretativo.
Aunque la dimensión filosófica de la pintura lleva mucho tiempo debatiéndose, aún no se ha defendido claramente la pintura como una forma de pensamiento visual. Tradicionalmente, se considera que los bodegones vanitas plantean cuestiones ontológicas, mientras que los paisajes dirigen la mente hacia la introspección. Grootenboer va más allá de estas consideraciones para centrarse en lo que permanece tácito en la pintura, lo implícito e inexpresable que se manifiesta en una cualidad que ella denomina pensividad. A diferencia de las imágenes autoconscientes o activamente deseantes, las imágenes pensativas son especulativas, apuntan más allá de la interpretación. Como categoría pictórica alternativa, las imágenes pensativas nos alejan de la interpretación y nos conducen a un estado de suspensión en el que podemos empezar a pensar a través de la imagen y con ella.
Con una prosa fluida, Grootenboer explora diversas modalidades del pensamiento visual: como lugar donde debe encontrarse el pensamiento, como refugio que permite la reflexión y como encuentro que provoca el pensamiento. A través de estas consideraciones, demuestra que las obras de arte sirven como modelos para el pensamiento tanto como actúan como instrumentos a través de los cuales puede tener lugar el pensamiento. Partiendo de la premisa de que la pintura es en sí misma un tipo de pensamiento, La imagen pensativa sostiene que el arte es capaz de formar pensamientos y dar forma a conceptos en términos visuales.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)