La confesión de Agustín

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Título original:

The Confession of Augustine

Contenido del libro:

Esta notable obra póstuma de uno de los principales filósofos del siglo XX aborda las Confesiones de Agustín, una de las principales obras canónicas de la literatura universal y el paradigma mismo de la autobiografía como género definible de la escritura.

Lyotard aborda su tema volviendo a su formación fenomenológica más temprana, rearticulando el universo sensorial de Agustín desde una posición ventajosa imaginariamente dentro del mundo del confesor, una posición ventajosa que revela el intenso punto de conjunción entre lo sensual y lo espiritual, el mundo erótico y el místico, el ser y la apariencia, el pecado y la salvación. Lyotard revela los orígenes mismos de la fenomenología en la narración de Agustín y, al hacerlo, muestra también los orígenes de la semiótica (en la explicación de los cielos agustinianos como piel, como velo, como vitela).

La explicación que Lyotard hace de Agustín es también un examen final de la totalidad de la empresa filosófica, las profundas reflexiones de un filósofo sobre el fundamento mismo de la filosofía. Para él, las Confesiones son la fuente principal de la determinación occidental -y decididamente moderna- del yo y de su normatividad, el punto de partida de toda reflexión y la condición de posibilidad de toda experiencia. Lyotard sugiere que el yo de Agustín, el cogito de Descartes y el ego trascendental de Husserl dicen en esencia o estructuralmente lo mismo.

Lyotard no pretende una simple adscripción de la posición de Agustín. Por el contrario, su texto se centra en lo que él considera la confesión central de Agustín: la reiterada confesión de una incertidumbre esencial respecto al estatuto de la fe confesada, de ser en cierto sentido ya demasiado tarde, de la dificultad de no ser ya de este mundo estando en él de todos modos. Lejos de ofrecer el fundamento de todos los viajes posteriores a la mismidad, Lyotard ve las Confesiones como muchas evocaciones de una cierta pérdida de sí mismo, de una temporalidad que no se da o se recupera de una vez por todas, sino que una y otra vez se pierde o se olvida.