Lo que el vulgo llama fiebres o, para decirlo con más precisión, fiebre del pantano, los médicos lo llaman paludismo. La palabra evoca, en la memoria de todos, el espectáculo de un desgraciado presa de un escalofrío que le sacude los miembros y le hace castañear los dientes, mientras que, en la escena siguiente, el fuego de la furia le abrasa el cuerpo y, al final de la crisis, le inunda de un abundante sudor.
Esta escena -y éste es uno de sus rasgos más notables- se repite periódicamente, con sorprendente regularidad, a la misma hora todos los días, o cada dos días, o cada tres días (embriaguez diaria, tercera, cuarta). Pero esto es una simplificación y una simplificación excesivas. En realidad, este tipo de embriaguez, francamente intermitente, estrictamente periódica, intercalada con períodos casi completos de inactividad, es sólo una de las formas en que se manifiesta la enfermedad.
Hay muchas otras, todas ellas conocidas por el médico. Los ataques pueden ser regulares: la fiebre puede ser continua; puede ser intermitente; puede ser larvada; a veces es mortal en el primer o segundo ataque (fiebre perniciosa)...
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)