Historia de los blancos

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Título original:

History of White People

Contenido del libro:

Desde la Ilustración, la teoría de la raza y su inevitable socio, el racismo, han seguido un camino torcido, construido por los pueblos dominantes para justificar su dominación de los demás. Nell Irvin Painter, eminente historiadora, llena un enorme vacío en la literatura histórica, que durante mucho tiempo se ha centrado en los no blancos, y nos guía a través de más de dos mil años de civilización occidental, rastreando no sólo la invención de la idea de raza, sino también el frecuente culto a la "blancura" con fines económicos, sociales, científicos y políticos.

Nuestra historia comienza en la antigüedad griega y romana, donde el concepto de raza no existía, sólo la geografía y la oportunidad de conquistar y esclavizar a otros. Hasta el siglo XVIII no floreció la obsesión por la blancura, con la invención alemana de la noción de belleza caucásica. Esta teoría convirtió a los europeos del norte en "sajones", "anglosajones" y "teutones", considerados gobernantes naturales de belleza única.

Se trataba de una visión del mundo favorable a los europeos del norte empeñados en el imperio. Siguió una explosión de teorías sobre la raza, centradas ahora en el temperamento racial además del color de la piel. Difundida por intelectuales como Madame de Stael y Thomas Carlyle, la teoría de la raza blanca no tardó en llegar con fuerza a Norteamérica. Su principal portavoz, Ralph Waldo Emerson, fue el que más hizo por etiquetar a los anglosajones -iconos de belleza y virtud- como los únicos verdaderos americanos. Era un ideal que excluía no sólo a los negros, sino también a todos los grupos étnicos que no fueran de origen protestante del norte de Europa. Los irlandeses y los nativos americanos quedaron fuera y, más tarde, también los chinos, los judíos, los italianos, los eslavos y los griegos, todos ellos considerados racialmente extraños. ¿Amenazaban las inmigraciones la existencia misma de Estados Unidos? Se suponía que los estadounidenses eran blancos, pero ¿quién de entre los inmigrantes pobres podía llegar a ser verdaderamente estadounidense? Se desarrolló una tortuosa y enrevesada serie de exploraciones científicas, teorías destinadas a mantener a los anglosajones en la cima: la siempre popular medición de cráneos, el poderoso movimiento eugenésico y pruebas de inteligencia altamente sesgadas, todo diseñado para mantener a la gente trabajadora fuera y abajo.

Como revela Painter, el poder -apoyado por la economía, la ciencia y la política- siguió impulsando nociones excluyentes de la blancura hasta que, bien entrado el siglo XX, las realidades políticas ampliaron la categoría de lo verdaderamente americano.

Un relato repleto de figuras históricas sobresalientes, La historia de los blancos nos recuerda con contundencia que el concepto de una raza blanca es una invención reciente. El significado, la importancia y la realidad de esta tesis demasiado humana de la raza han cedido bajo el peso de un largo y rico despliegue de acontecimientos.