Hijas de la Tierra

Opiniones de los lectores

Las reseñas de «Hijas de la Tierra: vidas y leyendas de las mujeres indígenas americanas» son variadas: muchos elogian su contenido informativo y perspicaz, mientras que otros critican sus inexactitudes y falta de sensibilidad. El libro es reconocido por su minuciosidad a la hora de explorar la vida de las mujeres indígenas americanas a través de diversas etapas y temas, pero algunos lectores consideran que no ofrece un retrato completo o respetuoso de sus experiencias e identidades.

El libro está bien documentado y tiene una buena estructura que abarca diferentes aspectos de la vida de las mujeres indígenas americanas. Proporciona abundante información, incluye historias personales de mujeres y permite que las mujeres «hablen» a través de sus propias palabras citadas. Los lectores apreciaron su tono objetivo y el hecho de que la autora evitara idealizar o estereotipar a las mujeres indígenas americanas. A muchos les pareció interesante y aprendieron mucho de él.

Algunos lectores consideraron que el libro tenía un alcance limitado y lo criticaron por no ofrecer una visión total de la vida de las mujeres nativas. Hubo quejas sobre un sesgo ideológico subyacente y descripciones que parecían inapropiadas o condescendientes. Algunos críticos, en particular mujeres nativas americanas, lo consideraron ofensivo y falto de sensibilidad, señalando inexactitudes y un lenguaje romántico que no refleja las verdaderas experiencias nativas.

(basado en 25 opiniones de lectores)

Título original:

Daughters of the Earth

Contenido del libro:

Era a la vez guardiana del hogar y, en ocasiones, gobernante y guerrera, guiaba a los hombres a la batalla, gestionaba los asuntos de su pueblo, lucía pinturas de guerra, así como collares y pendientes: es la mujer nativa americana. Construía casas y molía maíz, tejía mantas y pintaba cerámica, jugaba al hockey sobre hierba y montaba caballos de carreras.

A menudo disfrutaba de una sexualidad abierta y alegre antes de casarse; si su matrimonio no funcionaba, podía divorciarse de su marido con el mero hecho de volver con sus padres. Lloraba a sus muertos rasgándose las vestiduras y cubriéndose de ceniza, y cuando ella misma moría solía estar envuelta en su vestido de novia. Era nuestra hermana nativa, la mujer india americana, y Carolyn Niethammer escribe sobre su vida y sus tradiciones en este rico tapiz del pasado y el presente de Estados Unidos.

He aquí, tal como se desarrolló, la cronología de la vida de la mujer indígena americana. Aquí están los ritos de nacimiento de las mujeres Caddo de la frontera entre Mississippi y Arkansas, que daban a luz solas a sus hijos en las orillas de los ríos y luego se sumergían ellas mismas y a sus bebés en el agua del río; aquí están las ceremonias de pubertad Apache que todavía se llevan a cabo hoy en día, cuando el coste de las celebraciones puede oscilar entre uno y seis mil dólares.

Aquí están las canciones de las Danzas Nocturnas de los Sioux, donde las chicas se agrupaban a un lado de la cabaña y los chicos al otro; aquí está la leyenda Shawnee de la Persona del Maíz y de Nuestra Abuela, las dos deidades femeninas que gobernaban la tierra. Lejos de la "india" sumisa y oprimida del mito popular, la mujer nativa americana emerge como un individuo orgulloso, a veces estoico, siempre humano, del que los que vinieron después pueden aprender mucho.

En un momento en que muchas mujeres estadounidenses contemporáneas buscan alternativas a un estilo de vida y un papel que han superado, Hijas de la Tierra nos ofrece un absorbente -y esclarecedor- legado de dignidad y propósito.