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El libro de Eve Ewing «Ghosts in the Schoolyard» («Fantasmas en el patio de la escuela») ofrece un examen crítico de la dinámica racial que rodea el cierre de escuelas en Chicago, destacando especialmente el impacto en la comunidad afroamericana. Mediante una mezcla de relatos personales, contexto histórico y análisis sociopolítico, Ewing ilustra los profundos vínculos que las comunidades mantienen con sus escuelas, al tiempo que critica el racismo sistémico que impulsa la formulación de políticas educativas.
Ventajas:El libro ha recibido elogios por su escritura perspicaz y poética y por su exhaustiva investigación. Los críticos destacan la habilidad de Ewing para entrelazar historias personales con cuestiones sociopolíticas más amplias, haciendo que la narración sea convincente y cercana. Muchos lectores consideran que el contexto histórico y las anécdotas personales son especialmente valiosos para comprender los profundos efectos del cierre de escuelas en las comunidades. La obra es recomendable para educadores, responsables políticos y cualquier persona interesada en la justicia social.
Desventajas:Algunos lectores opinan que la perspectiva de la autora puede ser sesgada y no del todo objetiva, ya que Ewing expone explícitamente su punto de vista. Algunos críticos señalan que, aunque el libro ilustra bien los problemas, no ofrece soluciones claras ni vías de mejora. Otros señalan un sentimiento de frustración porque, a pesar de reconocer los problemas presentados, no encuentran que la obra ofrezca una hoja de ruta para el cambio.
(basado en 24 opiniones de lectores)
Ghosts in the Schoolyard: Racism and School Closings on Chicago's South Side
"Escuelas que fracasan. Escuelas desfavorecidas. Simplemente malas escuelas".
Así es como Eve L. Ewing abre Fantasmas en el patio de la escuela describiendo las escuelas públicas de Chicago desde fuera. Como hablan de ellas los políticos, los expertos y los padres de alumnos de otros colegios, con una mezcla de lástima y desprecio.
Pero Ewing conoce las escuelas públicas de Chicago desde dentro: como alumna, luego como profesora y ahora como académica que las estudia. Y esa perspectiva le ha demostrado que las escuelas públicas no son edificios llenos de fracasos: son parte integrante de sus barrios, el corazón de sus comunidades, almacenes de historia y memoria que unen a la gente.
Nunca fue tan evidente ese papel como en 2013, cuando el alcalde Rahm Emanuel anunció una oleada de cierres de escuelas sin precedentes. Presentado simultáneamente como una solución a un problema presupuestario, una respuesta a la disminución de las matriculaciones y una oportunidad para purgar las malas escuelas que estaban arrastrando a todo el sistema, el plan fue recibido con un rugido de protesta de los padres, estudiantes y profesores. Pero si esas escuelas eran tan malas, ¿por qué la gente se preocupaba tanto por mantenerlas abiertas, hasta el punto de que algunos incluso se declaraban en huelga de hambre?
La respuesta de Ewing comienza con una historia de racismo sistémico, desigualdad, mala fe y desconfianza que se remonta a lo más profundo de la historia de Chicago. Basando su exploración en el histórico barrio afroamericano de Bronzeville, Ewing revela que este problema va mucho más allá de las escuelas. Las comunidades negras ven el cierre de sus escuelas -escuelas que sin duda no son perfectas, pero que son suyas- como una más en una larga lista de políticas racistas. La lucha por mantenerlas abiertas es un frente más en la lucha continua de la población negra de Estados Unidos por construir vidas de éxito y alcanzar una verdadera autodeterminación.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)