Fahrenheit 9/11, de Michael Moore: Cómo una película dividió a una nación

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Título original:

Michael Moore's Fahrenheit 9/11: How One Film Divided a Nation

Contenido del libro:

En el fragor de la campaña de las elecciones presidenciales de 2004, ninguna obra de oratoria, escritura o producción mediática avivó tanto el encendido debate sobre el liderazgo de George W. Bush como Fahrenheit 9/11, de Michael Moore. Ciertamente, ningún documental estadounidense ha provocado tanta controversia política.

Un reputado especialista en cine ofrece ahora una muy necesaria valoración tanto de la película como del furor que la rodeó. Robert Brent Toplin examina en primer lugar el desarrollo de las ideas de Moore y la evolución de su cine, luego disecciona Fahrenheit 9/1 1 y explora las numerosas reclamaciones y desacuerdos sobre la veracidad de la película. Toplin examina el modo en que Moore basó sus argumentos en diversas "fuentes primarias", muchas de las cuales habían recibido escasa atención en los principales medios de comunicación, incluido el famoso vídeo de siete minutos "Pet Goat", en el que se muestra al Presidente Bush, deliberadamente tranquilo o paralizado, en un aula de Florida cuando se le informa de los atentados del 11 de septiembre. Por último, Toplin examina la repercusión de la película, señalando que algunos entusiastas de la misma pensaban que ayudaría a los demócratas en las elecciones de 2004, mientras que otros sostenían que el estridente enfoque de Moore sobre los temas desanimaría a los votantes indecisos y contribuiría a una victoria republicana.

Los críticos arremetieron contra Fahrenheit 9/11, afirmando que Moore violaba las normas de la realización de documentales por su excesivo partidismo. También le reprocharon que sacara los hechos de contexto y los presentara de forma errónea. Toplin sostiene que el partidismo es una tradición bien arraigada en el cine documental, y demuestra que los principales desacuerdos entre admiradores y detractores de Fahrenheit 9/11 giraban en torno a la interpretación y no a los hechos. Michael Moore asumió algunos riesgos controvertidos, demuestra Toplin, pero en muchos asuntos grandes y pequeños -desde su tratamiento de las reacciones de la administración Bush al 11-S y la construcción de la guerra en Irak hasta las disputas sobre los vuelos saudíes desde Estados Unidos tras el 11-S- Moore planteó muchas cuestiones legítimas.

El cautivador estudio de Toplin demuestra que la película de Michael Moore hizo algo más que sacudir a una nación; también supuso una contribución indeleble a la estimada tradición del cine impulsado por la agenda. El libro de Toplin debería fomentar una nueva apreciación de Fahrenheit 9/11 y de su impacto, sobre todo teniendo en cuenta que los acontecimientos posteriores han dado más peso a algunas de las opiniones de Moore.