Moods: The Louisa May Alcott's first novel, published in 1864, four years before the best-selling Little Women
Estados de ánimo.
Louisa May Alcott.
⬤ La primera novela de Louisa May Alcott se publicó en 1864, cuatro años antes del éxito de ventas Mujercitas. La novela presenta de forma poco convencional a una "mujercita", una solterona abolicionista de corazón sincero, y a una belleza cubana caída en desgracia, cuyas vidas se entrecruzan en la primera gran descripción que hace Alcott del "problema de la mujer". "La habitación daba al oeste, pero una nube negra, barrada de rojo, robaba a la hora el tranquilo encanto del crepúsculo. Las sombras acechaban en los rincones como espías colocados allí para vigilar al hombre que permanecía entre ellas, mudo e inmóvil como si él mismo fuera una sombra. Sus ojos se volvían a menudo hacia la ventana con una mirada a la vez vigilante y ansiosa, pero no veía más que una exuberancia tropical de follaje apenas agitado por el aire bochornoso cargado de olores que parecían oprimir y no refrescar.
⬤ Escuchaba con la misma atención, pero sólo oía el clamor de las voces, el ruido de los pies, el tintineo de las campanas, la variada agitación de una ciudad cuando la noche es despojada de su paz al convertirse en día.
⬤ Observó y esperó a que algo llegara. Un visitante sin vista, bienvenido por el alma y el cuerpo anhelantes como el hombre, con los brazos extendidos y los labios entreabiertos recibió el saludo sin voz de la brisa que llegaba aleteando a través del ancho Atlántico, llena de saludable alegría para un corazón nostálgico. A lo lejos, se apoyó en las ramas de espeso follaje que ya crujían con agradecida agitación, escuchó al estridente pájaro que golpeaba su pecho color fuego contra los barrotes de su prisión, y bebió profundas bocanadas del bendito viento que parecía enfriar la fiebre de su sangre y devolverle el vigor que había perdido. Una luz repentina brilló detrás de él llenando la habitación con un resplandor que no dejaba sombra en ella.
⬤ Pero él no vio el cambio, ni oyó el paso que rompió el silencio, ni se volvió para encontrarse con la mujer que esperaba la bienvenida de un amante. Un indefinible aire de suntuosa vida la rodeaba, y hacía de la brillante habitación un marco apropiado para la figura que allí se erguía, con muselinas de cálidos colores ondeando al viento. Una figura llena de la opulenta belleza de la mujer en la flor de la vida, con las marcas inconfundibles de la pulida alumna del mundo en la gracia que fluía a través de cada movimiento, el arte que enseñaba a cada rasgo a desempeñar su papel con la facilidad de una segunda naturaleza y que hacía del vestido el complemento de la belleza. La cara era delicada y oscura como el bronce, con la frente baja rodeada de ondas sombrías, los ojos llenos de fuego soñoliento y una boca apasionada y altiva que parecía estar hecha tanto para las caricias como para las órdenes.
⬤ Durante un momento observó al hombre que tenía delante, mientras por su semblante pasaban rápidas variaciones de orgullo, resentimiento y ternura. Luego, con paso sigiloso y sonrisa segura, se acercó a él y le tocó la mano, diciendo, con voz acostumbrada a ese lenguaje que parece hecho para los labios de los amantes.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)