Érase una vez un pueblo peculiar: Confesiones de un antiguo bautista

Título original:

We Were a Peculiar People Once: Confessions of an Old-Time Baptist

Contenido del libro:

La mayoría de los bautistas de hoy en día se han adaptado bastante bien al mundo moderno, es decir, rinden culto como viven, en formas que no se desvían mucho del entorno cultural general. No siempre fue así. En el pasado, las costumbres de los bautistas eran excéntricas, sus hijos a veces se avergonzaban de ellas, y sus nietos se asombraban de muchos rasgos de su vida y práctica cristiana comunitaria, algunos de los cuales ahora parecen hilarantes. Sin embargo, David Lyle Jeffrey demuestra que, con su fe firme y su carácter fuerte, estos antepasados aún tienen mucho que enseñar. El legado de los bautistas de antaño es rico: en formas que quizá no reconozcamos, seguimos viviendo del capital espiritual que ellos construyeron hace un siglo.

En estas memorias rápidas y sugerentes, Jeffrey recuerda cómo creció en la antigua tradición bautista escocesa en el Canadá rural. Con nostalgia, buen humor y a veces lamento, considera su propia formación teológica y espiritual en una variedad casi desaparecida de la cultura cristiana. Jeffrey reflexiona sobre acontecimientos y costumbres que hoy pueden parecer esotéricos o pintorescos, incluso cómicos. Por el camino, analiza las lecciones que un tipo de vida bautista en vías de desaparición puede aportar a los bautistas del siglo XXI. Jeffrey ofrece comentarios ingeniosos y perspicaces sobre cuestiones teológicas como el pecado, la salvación y la gracia, y prácticas como el bautismo, el culto y la observancia del sábado.

Los bautistas de la juventud de Jeffrey fomentaban la abstinencia de los placeres que la mayoría de la gente daba por sentados. Sus iglesias eran a menudo pequeñas, pero constituían el centro vital y estable de la vida familiar y comunitaria en los buenos y malos tiempos, y tenían un extraordinario impacto misionero y evangelizador que contradecía su condición marginal. Este recuerdo confesional de un mundo de gente peculiar, extraña y maravillosa, es una expresión de la gratitud de Jeffrey hacia quienes conoció.