Enviado especial 1

Título original:

Special Envoy 1

Contenido del libro:

Priscilla J. Austin lleva en prácticas como agente de la CIA desde que regresó de su primera estancia en África, en el verano de 1986. Aparte de continuar con su consultoría de relaciones públicas, "una excelente tapadera", señala su supervisor, todavía no tiene ni idea de lo que la agencia quiere que haga. Mientras tanto, su perfil público de "mujer corriente que hace el bien" se ha visto reforzado por su labor como portavoz de los Bernhardt de Bow Lake y su trabajo en la campaña electoral presidencial de Hollingsworth. Pero Priscilla tiene sus debilidades -su tendencia a ser impredecible y sus fobias- que podrían amenazar el éxito de cualquier misión. En cualquier caso, los responsables de la agencia saben que sólo alguien con la personalidad y las características individuales de Priscilla puede llevar a buen término la inminente misión. Aun así, le hacen un simulacro.

En la escena inicial, Priscilla comienza su reunión habitual con la Fundación Bernhardt de internados para niñas zimbabuenses y sudafricanas. Se encuentra en un centro de conferencias de Harare, donde, al poco tiempo, el techo se derrumba y unos hombres de aspecto misterioso se dejan caer en la sala, aferrados a unas cuerdas. Los hombres tampoco están allí para rescatarla. Mientras Priscilla se refugia bajo la mesa de conferencias, recuerda cómo llegó allí.

Después de su boda, la llamaron para su primera misión "al servicio de su país". Su prueba consistía en entregar un sobre oficial sellado a los emires de los Emiratos Árabes Unidos. Además de demostrar su valía a la CIA, quería sacudirse la presión de su próxima boda, para la que faltaba menos de una semana.

A pesar de un ataque de una de sus fobias, su misión de mensajera había sido un éxito. A continuación, encabezó la lista para ser la enviada especial. Fue entonces cuando se dirigió a Harare para dirigir la reunión de la junta, cuando a bordo de su vuelo se enteró, por primera vez, de lo que la CIA quería de ella como enviada especial. Ni siquiera le había importado dejar a su marido por el viaje, lo que demostraba lo dura que era. Y aunque su primera experiencia en la región la había convertido en una heroína, ignoraba por completo que aún existieran restos de la Guardia Patrullera del Movimiento Nacionalista Sudafricano, el brazo ejecutor del multimillonario conglomerado de diamantes, oro y platino.

Pero, inesperadamente, su viaje a Harare se había pospuesto. Había llegado el momento de iniciar su misión de enviada especial, y estaba claro que a ella también le había sorprendido, y tan pronto.

Sin embargo, mientras Priscilla se preparaba para reunirse con la primera delegación, nadie podía haberla preparado para lo que tan fácilmente podría haber abortado la misión. Uno puede sentir su incredulidad cuando Abdul-Hakim se acerca a ella de una "manera inusual". Sin embargo, supera su dolor y sigue adelante con la reunión como si nada hubiera ocurrido. Fue entonces cuando reanudó su viaje a Harare.

Fue entonces después de empezar su reunión de la junta directiva en el centro de conferencias de Harare cuando las cosas empezaron a desmoronarse, literalmente. Cuando el techo de la sala de conferencias se derrumba, esta vez, a diferencia de su experiencia con Abdul-Hakim, Priscilla declara: "Que me aspen si soy la damisela en apuros". A partir de ese momento, no hay tregua; lo mismo ocurre con la capacidad de Priscilla para valerse por sí misma.

Por el camino, de Harare a Ammán -su destino final-, Priscilla se enfrenta a circunstancias truculentas. Al mismo tiempo, una unidad de operaciones especiales de la CIA se enfrenta a los mismos terroristas que intentan obstaculizar su misión.

Aunque Enviado especial 1 puede leerse de forma independiente, puede ser útil leer primero la trilogía que la precede: Priscilla en el juego de la política, Misterio en Harare y Tres perdigones metálicos.