¿Sólo soñaba con Emilianna? ¿O era real? Si era real, me enseñó que nada era real.
O si era un sueño, me enseñó que todo el mundo soñaba y que soñar lo era todo. Esta mañana, al despertarme tarde, supe que había vuelto a pensar en ella, en su piso junto al río Kelvin, desde el que la niebla y el hielo se extendían en invierno al anochecer y al amanecer como un gas nervioso.
Su piso daba al oeste, al otro lado del sinuoso río, donde estaba mi despacho, o el edificio que albergaba mi despacho en su cuarta planta, en su abuhardillado ático como un barco al revés.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)