Puntuación:
El libro presenta una perspectiva refrescante y desafiante de la religión, animando a los lectores a vivir plenamente en el presente sin depender de los marcos religiosos tradicionales. El autor insiste en la necesidad de crear una religión laica basada en las experiencias vitales y la comprensión científica, alejándose de las creencias dogmáticas. Aunque muchos encuentran las ideas edificantes y perspicaces, algunos lectores sienten que el libro les deja poco convencidos de vivir sin el concepto de Dios.
Ventajas:Bien escrito y atractivo, el libro ofrece una nueva perspectiva de la religión, promoviendo un enfoque de afirmación de la vida que fomenta la conexión sin dogmas rancios. Es perspicaz, invita a la reflexión y es fácil de leer, lo que lo hace accesible a un amplio público. Muchos lectores aprecian el humor y las ganas de vivir del autor.
Desventajas:Algunos lectores encuentran las ideas desafiantes y potencialmente inquietantes, en particular la noción de vivir sin Dios. Existe la sensación de que el autor no convence del todo a todos los lectores sobre la viabilidad de sus propuestas. Los críticos pueden considerar que los conceptos son demasiado personales o subjetivos.
(basado en 8 opiniones de lectores)
The Last Testament
¿Envidia a los terroristas suicidas por su firme fe en la vida después de la muerte? Probablemente no: cree que son unos ilusos. Los occidentales han perdido recientemente todas sus viejas ideas sobre un Mundo Mejor en el Más Allá. Ahora aceptamos que ya estamos en el Último Mundo, el mundo sin realidad más allá de él, y que más nos vale vivir nuestra vida al máximo mientras la tengamos.
Si es así, ¿qué ocurre con el problema tradicional de los orígenes cristianos? Jesús predicó la llegada del Último Mundo y nos instó a iniciar un nuevo tipo de vida "solar". Su mensaje era de realización secular. Pero la fe apostólica, al elevarlo al mundo sobrenatural, nos hizo retroceder toda una dispensación, al Penúltimo Mundo, un mundo dominado por temores y esperanzas sobrenaturales, un mundo de vigilancia y espera bajo una estricta disciplina.
La nueva era anunciada por Jesús quedó así abortada, probablemente a finales de los años cuarenta. Pero hoy necesitamos, no el mensaje del Nuevo Testamento, sino un Último Testamento para el Último Mundo, que es nuestro mundo. Don Cupitt intenta hacer de partero. Es hora de que la fe nazca como es debido y se convierta en propiedad pública, no en un monopolio clerical.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)