El siglo victorioso - El Reino Unido, 1800-1906

Opiniones de los lectores

La historia de la Gran Bretaña del siglo XIX de Sir David Cannadine ofrece una visión completa del panorama político, los acontecimientos clave y las figuras de la época, aunque ha sido criticada por su falta de profundidad en los contextos sociales y culturales y por ciertos sesgos en su narración.

El libro está bien documentado, es exhaustivo y ofrece una narración clara de la historia política británica. Muchos lectores aprecian la capacidad de Cannadine para encapsular cambios significativos en un espacio limitado y para describir vívidamente acontecimientos y personalidades históricas. Se considera una buena introducción al periodo y contiene detalles fascinantes sobre los logros del siglo.

Los críticos destacan que el libro se centra en las figuras políticas y deja de lado cuestiones sociales y culturales más amplias, lo que hace que se perciba como árido y carente de profundidad. También preocupan los prejuicios presentes en las interpretaciones del autor, como el clasismo y el racismo, que algunos lectores consideraron muy preocupantes. Además, el estilo de redacción es tedioso, con párrafos muy largos, lo que dificulta su lectura.

(basado en 64 opiniones de lectores)

Título original:

Victorious Century - The United Kingdom, 1800-1906

Contenido del libro:

Vivir en la Gran Bretaña victoriana era experimentar una serie de cambios asombrosos, sin precedentes en la experiencia humana.

Hubo revoluciones en el transporte, las comunicaciones, el trabajo; las ciudades se hicieron inmensas; las ideas científicas hicieron irreconocible el paisaje intelectual. Fue una época estimulante, pero también terrorífica.

David Cannadine ha creado una nueva interpretación audaz y fascinante de la Gran Bretaña victoriana. Era un país que se veía a sí mismo en la cumbre del mundo. Y, sin embargo, era también una sociedad convulsionada por la duda, el miedo y la introspección.

Repetidamente, políticos y escritores se sentían mirando al abismo y lo que se ve como una era de irritante autoconfianza estaba en la práctica obsesionada por un sentido de su propia fragilidad, ya fuera como gran potencia o como fuerza moral. El siglo victorioso capta la alegría y el humor de la época, pero también los dilemas con los que seguimos familiarizados hoy en día.