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Título original:
The Passenger: Nigeria
Contenido del libro:
Completamente ilustrado, El Pasajero recoge los mejores nuevos escritos, fotografías, arte y reportajes de todo el mundo.
EN ESTE VOLUMEN: Still Becoming de Chimamanda Ngozi Adichie・.
A Nation called Ineba, de A. Igoni Barrett・.
El delta del Níger, de Noo Saro-Wiwa・.
Además: el cine independiente y la sociedad del "hágalo usted mismo".
Secuestros indiscriminados y discriminación de la mujer.
El discreto encanto de los talleres de reparación y la irresistible fascinación por el afrobeat, y mucho más...
Desde su independencia, Nigeria ha vivido en un estado de crisis permanente. Ni siquiera la llegada de la democracia en la década de 1990 trajo grandes mejoras. Se calcula que más de 100 millones de nigerianos, la mitad de la población del país, viven por debajo del umbral de la pobreza.
La violencia es generalizada: desde los terroristas de Boko Haram hasta los nuevos movimientos secesionistas armados y la creciente lacra de los secuestros. ¿Cómo vivir en un país donde el Estado está, en el mejor de los casos, ausente? ¿Con cortes regulares de electricidad, una sanidad y una educación prácticamente inexistentes, y donde el ejército, presente en cada uno de los 36 estados de la federación, no es capaz de controlar la violencia?
En estas circunstancias, la única sociedad posible es la del "hágalo usted mismo", que florece donde y como puede.
Al primer atisbo de oportunidad, los nigerianos sacan a relucir todo su dinamismo, capacidad empresarial e inventiva. Desarrollan aplicaciones para sortear la inaccesibilidad del sistema bancario, utilizan la energía solar para independizarse de la poco fiable red energética pública, a veces incluso recurriendo a métodos artesanales (pero muy contaminantes) para refinar petróleo/gasolina, adoptan el comercio electrónico y las redes sociales para vender sus productos, mientras que las películas producidas con presupuestos mínimos, los libros y la música encuentran éxito en todo el mundo.
La energía de Nigeria no se parece a la de ningún otro país africano. A medida que se extingue la generación de generales que ganó la guerra civil y gobernó el país durante 60 años, y los ciudadanos más jóvenes se niegan a ignorar la injusticia y la violencia, nace la esperanza de que una nueva y vibrante generación tome en sus manos el futuro del país. Y, como acostumbran a hacer, lo arreglen.
