Puntuación:
El libro presenta una exploración erudita pero accesible de la importancia del oso en la cultura europea, destacando su transición de criatura respetada a figura ridiculizada, fuertemente influenciada por el simbolismo cristiano. Aunque el contenido es rico e informativo, algunas inexactitudes factuales y un estilo de redacción repetitivo suscitan críticas.
Ventajas:El libro está bien documentado y ofrece una visión profunda de la historia del oso en la cultura, con ilustraciones atractivas y una narración convincente. Arroja luz sobre la transformación del oso junto con los cambios en las creencias religiosas europeas y ofrece una perspectiva poco común de las tradiciones paganas.
Desventajas:Algunas inexactitudes factuales y afirmaciones cuestionables sobre la mitología nórdica y otros elementos pueden restarle credibilidad. Además, el estilo de escritura se considera a menudo repetitivo y pedestre, lo que puede restar valor a la experiencia general de lectura.
(basado en 8 opiniones de lectores)
The Bear: History of a Fallen King
La estatua más antigua descubierta, realizada hace entre quince y veinte mil años, es la de un oso. El león no siempre fue el rey. Desde la Antigüedad hasta la Edad Media, la centralidad del oso en cultos y mitologías dejó huellas en las lenguas, literaturas y leyendas europeas, desde el Oriente eslavo hasta la Bretaña celta. El historiador Michel Pastoureau analiza cómo esta criatura, antaño venerada, fue depuesta por el advenimiento del cristianismo y siguió descendiendo en el bestiario simbólico antes de resucitar en pírrico triunfo como juguete popular.
La Iglesia primitiva se vio amenazada por las leyendas paganas sobre el poder del oso, entre ellas la creencia generalizada de que los osos macho se sentían atraídos sexualmente por las mujeres y las violaban, dando lugar a seres mitad osos, mitad humanos: guerreros invencibles que fundaban linajes reales. Marcados para la muerte por el clero, los osos eran masacrados. Durante el Renacimiento, el prestigio demoníaco que se había asignado a los osos en la alegoría bíblica se perdió en favor de la cabra, el asno, el murciélago y el búho, que eran los nuevos familiares del diablo, mientras que el león se coronaba como símbolo de nobleza. Los osos, antaño campeones invictos de las arenas romanas y apreciados en los criaderos principescos, se convirtieron en animadores del mercado, adiestrados para realizar trucos humillantes o amordazados y devorados por jaurías de perros para diversión de los humanos. A principios del siglo XX, sin embargo, el oso volvería del exilio y se abriría paso en los corazones de los niños de todo el mundo como oso de peluche.
Esta apasionante historia nos recuerda que los hombres y los osos siempre han sido inseparables, unidos por un parentesco que gradualmente pasó de la naturaleza a la cultura, un vínculo que perdura hasta nuestros días.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)