Puntuación:
Las reseñas de «El legado de Caín», de Wilkie Collins, presentan una imagen contradictoria del libro. Mientras que algunos lectores aprecian su intrincada trama y la exploración de temas como la naturaleza frente a la crianza, otros critican su ritmo y la calidad de la publicación. La escritura se califica de moderna para su época, pero algunas ediciones adolecen de graves problemas gramaticales y de formato. La mayoría de los críticos reconocen que, aunque no alcanza la altura de obras más famosas de Collins como «La mujer de blanco» y «La piedra lunar», conserva elementos de interés.
Ventajas:Atractiva exploración de temas como la naturaleza frente a la crianza.
Desventajas:Personajes bien desarrollados y una trama interesante.
(basado en 22 opiniones de lectores)
The Legacy of Cain by Wilkie Collins, Fiction, Literary
El primero de los hechos que ahora debo relatar fue la condena de La Prisionera por el asesinato de su marido. Habían vivido juntos en matrimonio durante poco más de dos años.
El marido, un caballero de nacimiento y educación, había ofendido mortalmente a sus parientes al casarse con una mujer de rango inferior. En el momento en que encontró la muerte a manos de su esposa, estaba cayendo rápidamente en la pobreza a causa de su imprudente extravagancia. Sin pretender excusarlo, merecia, en mi opinion, algun tributo de pesar.
No se puede negar que era derrochador en sus hábitos y violento en su temperamento. Pero es igualmente cierto que era afectuoso en el círculo doméstico y que, cuando se sentía movido por una admonición sabiamente aplicada, se arrepentía sinceramente de los pecados cometidos bajo la tentación que lo dominaba.
Si su esposa lo hubiera matado en un ataque de celos -bajo provocación, recordemos, que los testigos probaron- ella podría haber sido condenada por homicidio involuntario, y podría haber recibido una sentencia leve. Pero las pruebas revelaban de forma tan innegable una premeditación deliberada y despiadada, que la única defensa que intentó su abogado fue la locura, y la única alternativa que le quedaba a un jurado justo era un veredicto que condenara a la mujer a muerte. Aquellos traviesos miembros de la comunidad, cuyas alambicadas simpatías sienten por el criminal vivo y olvidan a la víctima muerta, intentaron salvarla mediante peticiones altisonantes y correspondencia despreciable en los periódicos.
Pero el Juez se mantuvo firme; y el Ministro del Interior también. Tenían toda la razón; y el público se equivocó escandalosamente....
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)