El hombre sofiológico. La obra de Vladimir Solov'v

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Título original:

The Sophiology Man. The Work of Vladimir Solov'v

Contenido del libro:

Este libro es una introducción a la personalidad y el pensamiento del fundador de la sofiología rusa, la filosofía y teología de la "sabiduría", Vladimir Sergeevich Solov' v. Considerado como el filósofo más importante que Rusia ha producido hasta la fecha, se ha producido una explosión de interés y de escritos sobre Solov' v desde el final de las restricciones del periodo soviético a finales de la década de 1980.

Desde los últimos años del siglo XX también se ha producido un brote inesperado de "filosofología" en Occidente, para el que sus esfuerzos filosóficos son muy relevantes. Tras una primera etapa "teosófica" en la que sus intereses se concentraron en una comprensión "integral" u "holística" de lo verdadero, y un periodo "teocrático" intermedio en el que su mente se concentró en cómo lograr, para la Cristiandad y la sociedad global, el bien común, Solov' v pasó a una fase "teúrgica" tardía dominada por temas como la naturaleza, el arte y el amor (aunque no se olvidó de lo bueno y lo verdadero). Estos temas quizá podrían resumirse como antesalas del tercero de los grandes "trascendentales" de la Escolástica cristiana: a saber, lo bello.

Solov' v no dejó tras de sí un corpus totalmente coherente de reflexión sobre la Sabiduría "Señora" celebrada en libros sapienciales del Antiguo Testamento como Proverbios y la Sabiduría de Salomón -la "Sofía" que da nombre a la "sofiología"-, pero Aidan Nichols ayuda a hacer inteligible para el lector su doctrina sofiánica, extraída de fuentes que eran una mezcla de cristianas y judías, tanto tradicionales como esotéricas. También describe a Solov' v como uno de los primeros "ecumenistas", preocupado por la reunión de las Iglesias ortodoxa y católica y, de hecho, por la reunión de todos los cristianos.

Al final de su vida, su polifacética empresa intelectual, eclesiástica, política, moral y estética se metamorfoseó en la creencia de que sólo la intervención divina, en forma de Parusía de Cristo, resolverá la miopía, el letargo, la locura y otros males del homo sapiens en este planeta. Entre esos males identificó un intento de "solución final": una utopía globalista organizada sin referencia al Dios encarnado.

Quizá sean sus palabras más pertinentes para la gente de hoy.