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The End of Michelangelo
La lectura de la poesía de Dan Gerber nos lleva a esta gran verdad: aunque vivimos en tiempos difíciles, en el punto de inflexión de la autodestrucción humana, nosotros y nuestro planeta seguimos muy vivos.
En uno de sus últimos sonetos, hace casi quinientos años, Miguel Ángel Buonarroti se enfrentó a la paradoja de nuestra existencia terrenal: «Por qué la belleza mezclada con el terror, alimenta tan extrañamente mi deseo». Leyendo El fin de Miguel Ángel, se nos recuerda de forma similar que el mero hecho de estar vivos -experimentar nuestra fugaz y frágil existencia- es nuestra única fuente de alegría, nuestra única vía de consuelo. Son poemas que nos despiertan, reavivan nuestro deseo de seguir viviendo a pesar de nuestros tiempos, de contrarrestar nuestros tiempos; si la poesía tiene un propósito, puede que sea exactamente éste. Como sugiere T. H. White, no podemos salvar nuestro mundo si antes no lo saboreamos.
«Dan Gerber enrosca tiernamente a sus lectores a través de la 'hermosa película' que él llama el paso del tiempo en la Tierra, en un lenguaje completamente sin adornos y zen en su quietud. La cosa en sí lleva el peso de estos poemas que recuerdan la profunda imaginería de Vallejo, Neruda y Wright». -- Rain Taxi.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)