El Che Guevara

Contenido del libro:

Conocida la muerte del Che, se escucharon opiniones de todo tipo sobre su personalidad. Desde las m s calculadoras hasta las m s comprometidas. Una, la del difunto confesor de Eva Per n, el padre Hern n Ben tez, impresiona por su absoluta franqueza: "Pasar la vida en la selva, hambriento... con la cabeza a precio de saldo y enfrentarse a un poder bélico abrumador... esto es heroicidad de ley, por muy temerarias que sean sus ideas... No reconocerlo sería estúpido"; el sacerdote se exalta. El popular periodista autor de esta biografía del revolucionario argentino-cubano -cuya primera edición es de 1968- traza en ella la etapa formativa de la infancia y los sentimientos antiperonistas de la adolescencia; la salvaje aventura de recorrer América Latina en motocicleta y la irritabilidad antiyanqui de Guevara ante la caída del presidente Arbenz de Guatemala, atribuible a la Casa Blanca.

La narración sigue al médico convertido en combatiente, metralleta y asma a cuestas, durante la odisea de Sierra Maestra, curando heridos, asistiendo a campesinos miserables y profundizando en las lecturas marxistas sobre las treguas. Más novelesca que verídica parece la entrada triunfal en La Habana de los andrajosos rebeldes, tras la huida de Batista y la dispersión de sus tropas. El autor documenta la visita de Guevara a países del Tercer Mundo y su adhesión al sistema estatista imperante en ellos. Cada vez más imbuido de la fe leninista, infatigable en su liderazgo, el Che improvisa ministro de Economía y, más tarde, de Industria, una vez derrotados los técnicos que le han precedido en ambas carteras, para acelerar la construcción revolucionaria. La conferencia de Punta del Este, planeada por la voluntad negociadora de Castro, conduce a la entrevista del Che, en Buenos Aires, con el presidente Frondizi, y a su destitución por un sector golpista de las fuerzas armadas.

Gambini esboza, a través de diálogos, las diferencias entre Guevara y Castro. Mientras el argentino insiste en dotar al nuevo régimen de un contenido ideológico -el marxismo ajustado a las peculiaridades de una isla caribeña-, el jefe del movimiento político realista, entra en alianza con los dirigentes bolcheviques de la Rusia soviética. reciprocidad de intereses.

El demócrata cristiano y héroe revolucionario anticomunista Camilo Cienfuegos permanece en la sombra y el autor ha preferido dejar su misteriosa desaparición entre la duda y la sospecha. Atenazada entre el revisionismo moscovita y el maoísmo, la revolución cubana pierde autonomía. El Che quiere llevársela consigo, exportarla a América Latina y luego al mundo. "No dejemos que las diferencias en el campo socialista nos dividan", dijo Fidel. Gambini resucita al Guevara que, para rescatar la quimera del "hombre nuevo" y la "sociedad perfecta", cambia ministerios y honores por la mochila de guerrillero y se hunde en las selvas de Bolivia.

"Vuestro padre ha sido un hombre que actúa como piensa..., fiel a su convicción", dice el Che a sus cinco hijos, en una carta de despedida. El idealista, sin duda presente en él hasta su último aliento, ignoraba que la utopía de una patria socialista universal implicaba de hecho una concepción sobrehumana. Tarde o temprano condenado a sumergirse en las condiciones infrahumanas de la vida en un país como la Cuba oprimida y famélica de hoy, que lanza día tras día al mar y a sus tiburones las balsas de los fugitivos.

La muy recomendable biografía de Gambini preserva la esperanza de que el país hermano, mediante un proceso de reformas graduales, recupere sus libertades esenciales, sin sacrificar ninguno de los logros alcanzados en el campo de la educación, la investigación científica y la legislación social.