El asesinato de Nikolai Vavilov: El asesinato de Nikolai Vavilov: la persecución de Stalin a un

Opiniones de los lectores

El libro narra la vida de Nikolai Vavilov, un brillante científico que defendió la genética y el cultivo de plantas, y que acabó siendo víctima de las purgas políticas de Stalin. Su dedicación a la ciencia y la creación de un banco mundial de semillas tienen como telón de fondo un régimen que favorecía la pseudociencia y la lealtad política por encima de las pruebas empíricas.

El libro ofrece una narración convincente, en la que se mezclan la historia y la aventura con comentarios perspicaces sobre política y ciencia. Ha recibido elogios por su exhaustiva investigación, su profundidad emocional y su atractivo estilo de escritura. Los lectores aprecian el retrato de Vavilov como una figura simpática y heroica, junto con la descripción informativa del panorama científico de la época.

Algunos críticos consideran que el retrato de Trofim Lysenko es excesivamente duro y repetitivo, lo que resta valor a la narración general. Algunos creen que el título puede tergiversar el enfoque del libro, ya que se trata más de una biografía que de una historia centrada únicamente en asesinatos e intrigas políticas.

(basado en 17 opiniones de lectores)

Título original:

The Murder of Nikolai Vavilov: The Story of Stalin's Persecution of One of the Gr

Contenido del libro:

En El asesinato de Nikolai Vavilov, el aclamado periodista y escritor Peter Pringle recrea la extraordinaria vida y el trágico final de uno de los grandes científicos del siglo XX.

En un drama de amor, revolución y guerra que rivaliza con el Dr. Zhivago de Pasternak, Pringle cuenta la historia de un joven científico ruso, Nikolai Vavilov, que soñaba con acabar con el hambre y la hambruna en el mundo. El plan de Vavilov utilizaba la emergente ciencia de la genética para crear superplantas que pudieran crecer en cualquier lugar, en cualquier clima, en desiertos arenosos y tundras heladas, en sequías e inundaciones. Lanzaría expediciones botánicas para encontrar esos genes desaparecidos, ignorados por los primeros agricultores que desconocían las leyes de la herencia de Mendel. Para él era una misión para toda la humanidad.

Para los dirigentes del joven Estado soviético, el sueño de Vavilov encajaba perfectamente en su plan general de una utopía socialista. Lenin apoyó al aventurero Vavilov, un joven profesor apuesto y seductor, que se convirtió en Indiana Jones a la caza de tesoros botánicos perdidos en los cinco continentes. En un antiguo palacio zarista de lo que hoy es San Petersburgo, Vavilov construyó el primer banco de semillas del mundo, un cuarto de millón de especímenes, un magnífico museo viviente de la diversidad vegetal que fue la envidia de científicos de todo el mundo y lo sigue siendo hoy.

Pero cuando Lenin murió en 1924 y Stalin tomó el poder, el sueño de Vavilov se convirtió en una pesadilla. Este hijo de la ciencia procedía de la burguesía, la clase social más despreciada y de la que más desconfiaban los bolcheviques. Los nuevos cuadros de camaradas científicos se mofaron de él y le insultaron, y la temida policía secreta de Stalin levantó falsas acusaciones de sabotaje y espionaje.

La colectivización de las tierras de labranza llevada a cabo por Stalin provocó el caos en la producción alimentaria soviética, y millones de personas murieron en una hambruna generalizada. El plan maestro de Vavilov para mejorar las cosechas soviéticas estaba diseñado para funcionar durante décadas, no unos pocos años, y no pudo satisfacer las imposibles demandas de Stalin de resultados inmediatos.

En el Terror de Stalin de los años 30, los genetistas rusos fueron sistemáticamente reprimidos en favor del horticultor campesino Trofim Lysenko, con sus afirmaciones fraudulentas y sus teorías especulativas. Vavilov fue la víctima más famosa de esta purga, que hizo retroceder a la biología rusa una generación y causó al país daños incalculables. Fue condenado a muerte, pero a diferencia de Galileo, se negó a retractarse de sus creencias y, en el giro más cruel, este científico pionero y humanitario murió de hambre en el gulag.

Pringle utiliza archivos soviéticos recién abiertos, como el archivo de la policía secreta de Vavilov, correspondencia oficial, vívidos informes de expediciones, cartas y diarios familiares inéditos y los recuerdos de testigos presenciales para ofrecernos esta historia intensamente humana de una vida brillante truncada por los demagogos anticientíficos, la ideología, la censura y la conveniencia política.