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The Soul of Pleasure: Sentiment and Sensation in Nineteenth-Century American Mass Entertainment
El mundo del espectáculo es hoy tan esencial para la cultura estadounidense que resulta difícil imaginar una época en la que fuera marginal. Pero, como demuestra David Monod, el apetito por las diversiones fuera del hogar no fue natural: se desarrolló lentamente a lo largo del siglo XIX.
El alma del placer ofrece una nueva interpretación de cómo se cultivó el gusto por el entretenimiento. Monod se centra en la conexión cambiante entre las personas que crearon espectáculos populares de éxito y el público que los consumía. La gente del espectáculo descubrió que tenía que adaptar el entretenimiento a la perspectiva moral de los estadounidenses, lo que hicieron apelando al sentimiento.
El alma del placer explora varias formas controvertidas de la cultura popular -los números de juglares, los burlescos y los espectáculos de variedades de salón- y las sitúa en el contexto de unos valores y percepciones cambiantes. Lejos de cuestionar la respetabilidad, Monod sostiene que los espectáculos reflejaban y transformaban los ideales del público.
A mediados del siglo XIX, el sentimentalismo no sólo impregnó los estilos interpretativos y el contenido de los espectáculos, sino que también alteró las expectativas del público que acudía al teatro. El entretenimiento sentimental dependía de efectos sensacionales que producían sorpresa, horror e incluso carcajadas.
Tras la Guerra Civil, la carga sensacionalista adquirió más importancia que el vínculo sentimental, y nuevas formas de entretenimiento ganaron en popularidad y sentaron las bases del vodevil, el primer entretenimiento de masas de Estados Unidos. En última instancia, fue la variedad del entretenimiento estadounidense lo que proporcionaría la verdadera alma del placer.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)